VENEZUELA - 17 de abril de 2013
1. Venezuela, como decía Trotsky sobre España, ha chocado con las rocas submarinas de la crisis económica mundial. Se acabó todo tipo de margen y toda posibilidad de nacionalismo burgués que coquetee con las masas para negociar con el imperialismo su parte de la renta nacional
2. Para la burguesía y el imperialismo, ha sido un golpe muy duro la muerte de Chávez, como ya lo hemos planteado en nuestras declaraciones al respecto. Éste era el mejor gobierno para, con cierta legitimidad, atacar a las masas, como ya se venía haciendo con devaluaciones, carestía de la vida, sumisión al imperialismo, pago de la deuda externa, etc.
3. El resultado electoral no es más que la expresión de que el chavismo comienza a ser un limón exprimido. Es una facción burguesa poderosa en Venezuela, que va a defender sus negocios, tal cual lo haría Capriles, contra las masas.
Capriles es la fracción burguesa que ha reconocido a la constitución bolivariana, y su lucha por lograr el poder, es a través de la misma. Esta fracción burguesa se ha encontrado, sin esperarlo, de hecho, con el 50% de los votos. Pelea por su ubicación en los negocios, luego de 14 años de no poder administrarlos.
Estamos frente a una enorme crisis política en las alturas, puesto que todo gobierno que surja será un gobierno débil para atacar a las masas. Por ello, el resultado electoral ideal fue el anterior: el que dio un régimen bipartidista de la constitución bolivariana fuerte de Capriles-Chávez, y con un gobierno también fuerte para atacar a las masas, como lo era el del mismo Chávez, que había ganado las elecciones con un margen de más del 9%.
4. El resultado electoral actual es expresión de la crisis del chavismo, pero sobre todo de la crisis de dirección revolucionaria del proletariado, puesto que toda la izquierda oculta que fueron todos lacayos de Chávez, de Castro, del stalinismo, sostenidos todos por los renegados del trotskismo del continente, y que quedaron pegados a un gobierno que ha largado un brutal ataque a la clase obrera y al pueblo. Sobre sus hombros sostienen a una fracción de multimillonarios, como es la boliburguesía, tan agentes de Obama como Capriles hoy, y que, como todo gobierno burgués, siguen centralizando el ataque de la burguesía contra las masas.
Como veremos luego, no estamos en Venezuela hoy frente a un golpe bonapartista como en el 2002 contra Chávez, puesto que hoy la mayoría de las fuerzas armadas se han definido por que asuma Maduro.
Capriles no está organizando un golpe fascista, porque eso sería suicida para toda la burguesía. Lo que haría sería encender la llama de la revolución. Él ha buscado y buscará, por ahora, tomar el gobierno, legitimado por la constitución bolivariana. Su lucha de presión en las calles hoy –que rápidamente ha levantado- es por ello.
Mientras, Maduro se ha cuidado muy bien, más allá de toda bravuconada, de que no intervengan las masas contra Capriles. Saben que juegan con fuego. Un punto más en la apertura de las brechas en los choques interburgueses puede significar una ruta para el ingreso de las masas.
5. La posición de EEUU es que surja un gobierno legítimo. Por ahora, su política no es impulsar un golpe bonapartista como el del 2002, ni un putsch fascista. Estamos frente a una lucha de dos facciones que acatan la constitución bolivariana, que se pelean por los negocios duramente, pero que buscan un acuerdo porque saben que si apelan a las masas abiertamente, éstas pueden irrumpir en la crisis política en las alturas demoliendo a todas las instituciones de poder en Venezuela. Es que las masas quieren pan. Los de arriba se disputan negocios, y para ello el control del estado.
La revolución socialista no es un factor actuante central en Venezuela para que la burguesía se juegue el último régimen de ésta antes de la revolución –que es el fascismo-, y ninguna de las dos fracciones piensa llevar, en este choque, la sangre al río. Las fuerzas armadas ya se han definido por la asunción de Maduro y por dejarlo a Capriles enormemente fortalecido para que, en el caso en que se incendie o se debilite el gobierno, haya un recambio burgués. En última instancia, ha aparecido el verdadero dueño de la revolución bolivariana que es esa casta de oficiales asesina del ejército venezolano, que ayer masacró en el Caracazo, metió preso a Chávez y cuando las masas derrotaron la intentona golpista en el 2002, lo llamaron nuevamente al poder para que reparta con ellos todos los negocios de la burguesía chavista. Es más, Cabello, el jefe de las fuerzas armadas venezolanas es uno de los más grandes millonarios de Venezuela. La casta de oficiales de las fuerzas armadas se erige como árbitro en esta disputa… dentro de la constitución bolivariana.
Ya vimos a Maduro oponerse a toda acción de las masas en las calles, y a Capriles, antes de que se incendie la pradera, a sacarlas rápidamente de escena, para que sea la clase media la que proteste solamente con cacerolazos.
La base del acuerdo que preparan, nos da la impresión, está basada en que Capriles mantendrá una política de presión y de chantaje, pero para conseguir su ingreso al régimen con pactos de trastienda, o con la posibilidad de alcanzar el gobierno en el futuro más inmediato. Hay algo que unifica a las dos facciones burguesas, que es que las masas no ingresen a la lucha en las calles.
Maduro es el nacionalismo burgués que ya no puede ser. Capriles es el representante directo de la banca imperialista, que no quiere quedar afuera de los negocios en los próximos años, y ha tomado el estandarte de la revolución bolivariana para lograrlo. No vemos al imperialismo jugarse, por ahora, a una intentona fascista.
Sería una política suicida, porque estaría a punto de provocar una respuesta contundente de masas, inclusive una ruptura de la base de Maduro con la burguesía bolivariana, que saldría a las calles, insistimos, a pesar y en contra de la burguesía chavista. Aceleraría la ruptura de las masas con Maduro. Sería la burguesía jugando a todos sus agentes, cuando los necesita para atacar a las masas. Significaría sacar a Capriles, el “opositor democrático” de la constitución bolivariana, y ponerlo como agente fascista. Eso es un error de apreciación.
Esto es muy importante. En Bolivia, por ejemplo, hubo un levantamiento fascista de la Media Luna en el año 2006/2007, que tenía atrás a las grandes empresas petroleras y la oligarquía cruceña, que se alzó con métodos de guerra civil, apoyados en las clases medias, contra el proletariado. El Frente Popular había tirado baldes de agua sobre el fuego de la revolución y adormecido a las masas.
El fascismo se levantó en momentos en que estaba la constituyente de Morales funcionando. El acuerdo que impuso la OEA fue que la constituyente no votaba la expropiación de ninguna tierra mayor a 5000 hectáreas (la oligarquía no tiene ninguna propiedad superior a 5000 hectáreas en Bolivia). La OEA y EEUU impusieron un pacto en la constituyente entre las dos fracciones burguesas, que hoy conviven en paz, atacando juntas a las masas y sosteniendo al gobierno de frente popular de Morales, apoyado en la política de colaboración de clases de la dirección de la COB.
6. En Venezuela, nosotros vemos que, de lo que se trata es de lograr algún tipo de acuerdo que garantice al imperialismo que el gobierno de Maduro atacará abiertamente a las masas, imponiendo nuevas devaluaciones, y poniéndole al imperialismo el dinero que le tiene que poner. Pero, para hacerlo, debe quedar lo más legitimado posible. Por eso, le pedían que recuente los votos. La fracción de Maduro no acepta, y propone otro tipo de acuerdo: elecciones municipales, y como parte de ellas, el plebiscito revocatorio en 2 años.
Estamos ante una negociación de dos fracciones burguesas en la cornisa. Las dos, bolivarianas, y las dos agentes de Obama.
7. La clase obrera es la que paga y pagará la crisis económica y los negocios de todas las fracciones burguesas y el imperialismo en Venezuela. El régimen bolivariano hoy ya es una reedición bastarda del Régimen del Punto Fijo, y sus gobiernos no serán más que repeticiones del de Andrés Pérez y demás lacayos del imperialismo. La clase obrera pagará así la traición de sus direcciones, que a nivel internacional sostuvieron a Chávez y al nacionalismo burgués. Éste, hoy se levanta como un agente directo del imperialismo y ataca a las masas, a las que les dice: “O viene Capriles, el “fascista”, o apóyenme a mí, que con el socialismo del siglo XXI les voy a hacer pasar una nueva devaluación del 80%, reduciré todos los gastos del estado en servicios, y pagaré rigurosamente la deuda externa a los yanquis, así que olvídense de toda inversión en la industria nacionalizada”. “O Capriles, la reacción burguesa, o yo, con el pajarito en la cabeza hablando con Chávez”. La casta de oficiales, y con el imperialismo jugando un rol muy cuidadoso sólo de propaganda por el recuento de votos, ha decidido que todavía hay que sacarle mucho jugo al limón exprimido del chavismo, atacando a las masas.
Para los marxistas es gravísimo, cuando hay una lucha de campos burgueses, ubicarse en uno de ellos en el terreno político. No tenemos por qué ubicarnos en un frente chavista contra Capriles, puesto que el proletariado debe levantar, como bandera, en primer lugar las demandas antiimperialistas para desenmascarar que las dos fracciones burguesas son lacayas de Obama y las transnacionales.
Pero, de todas maneras en Venezuela no estamos frente a una lucha de campos burgueses en el terreno militar. No estamos frente a un golpe bonapartista, que nos llevaría a defender las libertades democráticas contra un régimen inferior bonapartista.
Estamos frente a una disputa interburguesa. Estamos frente a dos fracciones que vienen de elecciones y no reconocen sus triunfos dentro de la misma constitución bolivariana, y con un gobierno, como el del chavismo, que viene impulsando un brutal ataque a las masas, mientras Capriles, beneficiado por una excelente elección, exige entrar ya en los negocios.
Por supuesto que para el imperialismo el mejor gobierno que necesitaría sería el de Capriles, por la base social que manipula y controla. Pero una cosa es querer y otra cosa es poder. Un milímetro que se pase de la relación de fuerzas, pueden despertar al gigante” que se levantó en el caracazo y en el 2002 cuando intentaron dar un golpe militar.
Los marxistas, entonces, tenemos que luchar en primer lugar por que el proletariado le saque todo el balbuceo antiimperialista y su palabrerío a la burguesía chavista, que viene de llamar a votar a Obama en EEUU, de entregar a la resistencia colombiana y Cuba al imperialismo.
¡Fuera la OEA y Obama, el UNASUR, las transnacionales y sus banqueros de Venezuela y de toda América Latina! ¡Fuera el ALBA que le entrega Cuba a los gusanos de Miami! El ataque lo sufrimos las masas. Los trabajadores pagamos la crisis con devaluación, inflación y carestía de la vida.
¡Hay que parar el ataque de los capitalistas y del gobierno chavista, hoy bajo la conducción de Maduro, que hace rato viene imponiendo un “paquetazo rojo” de hambre y miseria contra las masas! Capriles se prepara para hacerlo en un gobierno de unidad nacional con Maduro, con un pacto tras bambalinas con él y las fuerzas armadas, o funcionando como alternativa cuando se acabe el jugo del limón exprimido del chavismo.
¡Hay que parar el ataque de los capitalistas! ¡Hay que terminar con la inflación, la carestía de la vida y la desocupación! Para ello hay que conquistar la escala móvil de salarios y de horas de trabajo ¡Hay que expropiar al imperialismo, a sus banqueros, a la burguesía caprilista y a la no menos burguesía millonaria de Venezuela que es la burguesía chavista! Todos ellos están aliados al imperialismo en sus negocios. Por ello hay que imponer el control obrero en todas las ramas de la industria y expropiar sin pago a los banqueros y el desconocimiento de toda deuda ilegítima al imperialismo.
8. Llega al final, y se desenmascara así, con las masas pagando la crisis, el verso del “socialismo del siglo XXI”… raro “socialismo” con el que se han beneficiado sólo la burguesía y el imperialismo… y Capriles, que no nació de un repollo sino del respeto irrestricto a la propiedad privada por parte del chavismo. La “revolución en paz y democrática” sólo dejó bolsillos gordos a toda la burguesía –chavista y no chavista-, los banqueros y el imperialismo, y con hambre, miseria, desocupación y carestía de la vida a los explotados. Se termina el verso de la “revolución bolivariana” y la mentira criminal del “socialismo por vía pacífica”. Porque lo que vendrá, si el proletariado no interviene, será la bonapartización del gobierno de Maduro y su blindaje contra las masas, abrazos –como el de ayer de Chávez y Uribe- hoy entre Capriles y Maduro luego de fuegos de artificio, o, si la clase obrera no reacciona a tiempo, en el futuro intentonas fascistas o putschistas.
Los “ataques verborrágicos” de Maduro a la burguesía son una falsedad para engañar a los trabajadores y el pueblo, cuando en realidad son dos fracciones burguesas que hoy se enfrentan por los negocios y por lograr legitimidad para atacar a las masas. Los supermillonarios bolivarianos no tienen nada que envidiarle, en sus fortunas y explotación de la clase obrera, a los oligarcas de Capriles.
Mientras tanto, la casta de oficiales de las fuerzas armadas hoy sostiene provisoriamente a Maduro, e insiste en que Capriles quede fuerte, muy fuerte, pero en la oposición. Esto lo negociaron luego de cinco horas de un escrutinio con un resultado dado de forma tardía.
Esta casta de oficiales burguesa, reaccionaria hasta la médula y golpista del 2002, la mayor beneficiaria de los negocios de la “boliburguesía” después del golpe, es la que también bendecirá, sin ninguna duda, en un pacto público o a trastienda -¿bajo el manto del UNASUR?- al régimen bolivariano entre Maduro atacando a las masas y a Capriles preparándose como alternativa de poder.
Ya toda la prensa imperialista anuncia este acuerdo provisorio. Capriles sabe que no puede jugar con fuego, que no es el momento de una intentona fascista. El fascismo, insistimos, es el último recurso de la burguesía, luego de que el frente popular desgastó todas las fuerzas de las masas y sus energías de lucha. Ese fue el escenario boliviano, como ya dijimos. Pero aún así, pudimos ver en Bolivia que esa intentona fascista fue una presión in extremis, puesto que si avanzaba un paso más de las cuatro provincias de la Media Luna, e intentaba llegar al Altiplano, se podía encontrar con una sublevación revolucionaria del proletariado aplastándola, que seguramente dislocaba también al gobierno del frente popular, a las fuerzas armadas… y a la burguesía bolivariana.
El imperialismo tiene hoy otras instituciones para seguir atacando a las masas, como ya vimos. En primer lugar, Maduro debe terminar de desorganizar y desmoralizar a las masas, si decide quedarse y no decide pactar con Capriles hoy. Debe, como un limón exprimido, aplicar el peor de los ataques contra ellas. Si no se decide a hacer el recuento de los votos, más limón exprimido debe ser.
Por ello la presión de Capriles es “in extremis”. Maduro deberá garantizar entregar Cuba, atada de pies y manos definitivamente, a los yanquis y a los gusanos de Miami. Deberá exportar el “ataque a la venezolana” y sostenerlo, como un fiel lacayo del imperialismo, en todo el continente americano, junto a los Kirchner, los Lula, las Dilma, los Piñera y demás lacra de las burguesías nativas.
Pero a esto hay que cubrirlo con la mayor legitimidad posible. Si no es con las masas en las calles, ni con un recuento de votos, ¿quién le dará esa legitimidad y autoridad para que Maduro asuma este viernes? La casta de oficiales y las fuerzas armadas, que ya han dictado que ganó Maduro. Mientras tanto, todas las fracciones burguesas lo tienen a Capriles totalmente fortalecido. Ese es un triunfo de todo el régimen burgués de conjunto, más allá que el resultado electoral plantee quién manda en los negocios en Venezuela, y eso lleva a una crisis política en las alturas.
No hay recuento de votos. El problema se dirime en las próximas elecciones municipales, inclusive en un plebiscito revocatorio. Eso plantea Maduro, sostenido por la oficialidad burguesa de las fuerzas armadas.
Surge un gobierno electoralmente relativamente débil, pero su fortaleza deviene de las bayonetas en las cuales se apoyará para atacar a las masas, disponiendo siempre de un Capriles fortalecido a su vera, por si este plan fracasa.
Por eso es de un cinismo total la política de la izquierda reformista, que defiende a Maduro contra Capriles, como si Maduro no vendría a aplicar un ataque contra las masas igual o superior que el de Capriles.
¿O ALGUIEN SE CREE QUE LOS AVIONES DE LA FUERZAS ARMADAS QUE SALIERON HOY SON PARA BOMBARDEAR EL BUNKER DE CAPRILES, O PARA BOMBARDEAR A TODO AQUEL GOBIERNO QUE QUIERA IMPONER UN TARIFAZO Y UNA DEVALUACIÓN PARA ROBAR EL SALARIO EN VENEZUELA? ¡PERO POR FAVOR! LOS AVIONES SOBREVOLANDO CARACAS ES PARA IMPONER QUE LAS MASAS SE QUEDEN EN SUS CASAS. ES PARA GARANTIZAR QUE LA DESESPERACIÓN DE FRACCIONES BURGUESAS ÁVIDAS DE NEGOCIOS NO ENCIENDAN EL FUEGO Y SE PASEN DE LA RELACIÓN DE FUERZAS. Y ES UNA ADVERTENCIA A LAS MASAS DE QUE EL GOBIERNO DE MADURO TENDRÁ EL LÁTIGO PARA APLICAR EL PEOR DE LOS ATAQUES CONTRA ELLAS.
Ya Maduro dijo: “yo tengo al pueblo (en sus casas) y a las fuerzas armadas, por lo tanto asumo.” “Yo tengo los cañones para tirarle en la cabeza a la clase obrera si se intenta levantar contra el ataque que le voy a largar.”
Si los obreros osan tomarse PDVSA, Sidor, con la ley antihuelgas, tendrán a las fuerzas armadas “nacionales, populares y democráticas” con los tanques en las empresas, atacando a los obreros.
Maduro dice “yo reparto los negocios, porque yo voy a aplastar a las masas si se levantan”. Esa es la legitimidad que tiene Maduro para asumir hoy. Y no es precisamente la diferencia de un voto. La burguesía sabe muy bien que se trata de qué régimen y gobierno conquista para atacar a las masas. Por ahora, y tan sólo por ahora, es el gobierno de Maduro.
Entonces, ¿Por qué el imperialismo se va a jugar a una intentona fascista ahora, si la revolución obrera y las masas no están en escena? Si Maduro va a aplicar el mismo plan de ataque contra las masas que Capriles. ¿Por qué les va a largar un ataque fascista o un golpe militar? Eso es ciencia ficción, es pura imagen, es cederle a los charlatanes burgueses. La burguesía bolivariana tiene horas y horas de palabrerío barato. El mundo está lleno de izquierdistas que no se cansan de comprarlo y vendérselo como veneno a las masas.
En ese punto, ustedes tienen una grave confusión, que inclusive ya no se condice con los hechos. En toda acción reaccionaria burguesa hay muertos y no por ello hay intentona fascista. Hay que combatir abiertamente a la reacción burguesa contrarrevolucionaria de Capriles, pero, en primer lugar, si queremos movilizar a las masas, hay que combatir a la cobardía y el cinismo de la fracción burguesa de Maduro, que no ha llamado a las masas a hacer ningún tipo de acción contra el supuesto “fascismo” o “golpismo”, como caracteriza Maduro. Es que si la clase obrera no rompe con Maduro y supera los límites de la “revolución bolivariana”, jamás podrá aplastar a Capriles. Es que Maduro tiene a los trabajadores encerrados en sus casas y a las direcciones del movimiento obrero bajo su disciplina.
Ambas fracciones están usando a las masas para discutir sus negocios. Pero el límite es sostener al régimen y conquistar el gobierno más fuerte posible para atacar a la clase obrera y los explotados.
9. Viendo las posiciones de toda la izquierda del Foro Social Mundial hoy y de los sirvientes de la misma, los renegados del trotskismo, parecería verse en un gran circo a trapecistas haciendo piruetas en el aire. Durante años, llamaron a juntar 10 millones de votos por Chávez, como lo hizo Chirino con la UNT años atrás. Fueron veedores de toda la izquierda latinoamericana a esas elecciones. Fueron a recibir premios a La Habana. Le exigían, como hizo la LIT durante años, que Chávez haga el socialismo, creando ilusiones en las masas de que éste lo podía hacer.
Luego de años, cualquier político sensato pudo observar que rápidamente el chavismo se cambiaba la ropa, luego de estrangular los procesos revolucionarios y, pactando como agente directo del imperialismo, comenzaba un ataque a las masas a cuenta de él.
La izquierda reformista intentó hacer malabarismo. Dieron 3 volteretas en el trapecio. Hacían equilibrio en la soga… y llamaron a hacer pomposamente un frente de izquierda para las elecciones en Venezuela y sacaron, con Chirino, 3000 votos.
¿Puede explicar esta gente no sólo por qué sacaron 3000 votos, sino por qué fue Capriles el que se ganó centenares de miles de votos obreros, tiñendo de aun más reaccionaria la situación en Venezuela? Esto es la crisis de dirección.
Antes que en la historia el Chavismo termine de ser un limón exprimido del imperialismo para castigar a las masas, ya son limones exprimidos, bien exprimidos, todos los renegados del trotskismo. ¿Por qué los trabajadores que rompían con el chavismo hoy iban a ir con los que le juntaban 10 millones de votos para Chávez y con los que decían que se podía hacer la vía pacífica al socialismo?
¿Cómo atrajo Capriles estos votos?... Aquí el trapecista se transforma en mago y se esconde en una caja oscura. Y la función sigue, pero la pagan las masas.
Capriles, de forma cínica y demagógica, decía lo que la izquierda reformista calla, y así pudo engañar a las masas este oligarca contrarrevolucionario: “Tú no has trabajado nunca Maduro, eres un vago”, “que vienen a hablar contra la burguesía, si el hombre más rico de Venezuela es Ramírez (presidente de PDVSA), el amigo de Chávez y Maduro, uno de los grandes enchufados de este país”.
Hablemos claro. Los izquierdistas reformistas se la pasaron embelleciendo durante años a la burguesía chavista y sostuvieron a los más grandes millonarios de Venezuela. ¿Por qué la clase obrera hambrienta de Venezuela que rompe hoy con el chavismo va a ir con ellos? Si son una fotocopia desgastada, casi ilegible, del chavismo.
Esa es la tragedia venezolana: el sometimiento de la clase obrera a sus verdugos, a los expropiadores de su revolución, como lo hizo el chavismo con los heroicos combates de las masas del Caracazo. Asimismo, por traición de las direcciones del proletariado, es que capas de trabajadores, desengañados con el Chavismo han ido hoy a votar a Capriles, que lo ven como el único que lo enfrenta. Después hablarán del “bajo nivel de consciencia de las masas”, de su “crisis de subjetividad”.
10. Digamos la verdad. Capriles aumentó su caudal electoral porque la izquierda reformista sostuvo al chavismo en Venezuela y a nivel internacional, devenido abiertamente en un gobierno antiobrero durante años. Franjas de obreros que rompían con él, fueron a votar a Capriles, que aparecía como el “bolivariano” que lo enfrentaba. Esta es la cuestión que ningún chavista puede responder.
Ese “niño bien” de la oligarquía venezolana, que es Capriles, hoy pudo canalizar el voto de sectores de las clases medias arruinadas, e inclusive de la aristocracia obrera y de capas desesperadas de las masas explotadas, como ya dijimos, porque la izquierda reformista estuvo subordinada a Chávez. Ésta no era más que una fotocopia desgastada y liliputiense del chavismo, ridícula. Por eso sacaron 3000 votos. Porque Chirino y los que hablan de un “frente de izquierda” en Venezuela son los que llamaron a juntarle 10 millones de votos a Chávez.
Llevaron todas las luchas obreras para presionar al ministerio de trabajo chavista para que laude a favor de los trabajadores. Ni un solo laudo a favor de los obreros sacaron los chavistas en ese ministerio de trabajo de los capitalistas.
Se la pasaron, durante años, hablando del “carácter antiimperialista” del gobierno de Chávez. Jamás enfrentaron la entrega chavista al imperialismo con la deuda externa venezolana, y ocultaron que éste compartía con los grandes bancos imperialistas la renta petrolera.
Jamás les dijeron a las clases medias arruinadas que la clase obrera, tomándose los bancos y expropiándolos sin pago, era la única que le podía dar el crédito barato y el tractor al pequeño campesino y comerciante arruinado.
Stalinistas y renegados del trotskismo se callaron de que la verdadera ayuda que daba Chávez no era ni a Cuba ni a Argentina, como también se lo ha callado el sinvergüenza de Maduro, que le puso todos los dólares de la deuda externa al imperialismo en dinero contante y sonante, que ni Andres Perez podía pagar.
Todavía hay corrientes oportunistas que quieren vender el “socialismo a la venezolana” con millones de hambrientos en ese país, con 27% de inflación… socialismo las pelotas.
Si hubo plata fresca en petróleo barato para Cuba es para que ésta funcione, puedan ir las transnacionales y quedarse con la isla; para que no les falte luz a los hoteles de lujo de las transnacionales y funcionen las empresas del níquel, donde los hijos del castrismo, devenido en nueva burguesía, están asociados con las transnacionales francesas.
Con Argentina lo que hubo fueron negocios comunes en la agroindustria, en astilleros, donde las burguesías bolivarianas de los Kirchner y los Chávez hicieron fabulosos negocios.
Al “niño rico” de Capriles eso lo ofusca, porque ellos quieren esos negocios. Por eso se pelean.
Las direcciones reformistas les quieren hacer creer al proletariado mundial que con el chavismo se conquistaba la segunda independencia latinoamericana. Lo que hay en Venezuela y América Latina son gobiernos de las burguesías nativas, tan pero tan lacayos del imperialismo, que “don Bush” hoy envidia a Obama por el TLC que ha conquistado bajo la sigla de UNASUR.
En esto la CSR y la FLTI estamos totalmente de acuerdo, y seguro daremos este combate en común.
Esta es la verdad. Los lacayos del Foro Social Mundial acusaron a las heroicas masas revolucionarias de Libia y Siria de ser “agentes de la OTAN”. Por ello sostuvieron al gobierno chavista de hombres como Rafael Ramírez en Venezuela (el presidente de PDVSA y el hombre más rico de ese país). Por eso estuvieron con Qadafy en Libia y con Assad en Siria, es decir, los más grandes súper millonarios del Magreb árabe y Medio Oriente, no menos lacayos del imperialismo y del sionismo que todas las burguesías árabes.
Luego de que éstos desmoralizaron a las masas y las atacaron violentamente, haciendo el “trabajo sucio”, como Maduro lo viene a hacer en Venezuela hoy, seguro vendrá el imperialismo a quedarse con todo. Justamente de eso se trata el imperialismo, de quedarse con todo, usando a todos sus agentes.
¿Las burguesías nativas? ¿Los generales “progresistas”? Rápidamente ya se han aliado con el imperialismo, porque tienen terror a las masas movilizadas, porque éstas atacarán la propiedad no solamente del imperialismo sino la suya.
11. En Venezuela, indudablemente toda política marxista, junto a combatir por la expulsión del imperialismo, debe llamar abiertamente a que la crisis la tienen que pagar los capitalistas, que hay que expropiar y romper con el imperialismo, hay que desconocer al ALBA, al TLC y al MERCOSUR. Hay que expropiar a la burguesía. Esa tarea no la va a hacer Maduro, que ya está negociando y ha pactado con Capriles, cuando juntos llamaron a votarlo a Obama y a respetar la propiedad y a los banqueros imperialistas en Venezuela, tal cual establece la constitución bolivariana.
Como ustedes correctamente plantean, tenemos que luchar por el verdadero socialismo, que es el que expropie a los capitalistas. Nosotros creemos que contra Capriles y Maduro tenemos que levantar un programa para que irrumpa la clase obrera de forma independiente, abriendo el camino a poner en pie organizaciones revolucionarias de masas para tomar el poder.
LA MAYORÍA DE VENEZUELA –debemos afirmar los revolucionarios- SOMOS LA CLASE OBRERA, CON SU ENORME EJÉRCITO INDUSTRIAL DE RESERVA DE DESOCUPADOS, QUE HAY QUE PONERLO A PRODUCIR CON UN PLAN DE OBRAS PÚBLICAS NACIONAL, EXPROPIANDO A LOS BANQUEROS Y DESCONOCIENDO LA DEUDA EXTERNA ILEGÍTIMA.
La verdadera mayoría no son los gobiernos representativos de esta estafa que es la “revolución bolivariana”. No es la burguesía bolivariana, ni la de Maduro ni la de Capriles, todos gerentes del directorio comandado por Obama. La verdadera mayoría son los trabajadores y el pueblo que son los que producen la riqueza y padecen el hambre en este país. Hay que reagrupar a la mayoría de Venezuela, ponerla de pie, conquistar UN GRAN CONGRESO NACIONAL DE TRABAJADORES OCUPADOS Y DESOCUPADOS, CON DELEGADOS DE BASE, DE POBLADORES, DE CAMPESINOS POBRES, DE COMITÉS DE ABASTECIMIENTO. ESA ES LA MAYORÍA DE VENEZUELA.
Capriles amenaza con acciones reaccionarias en las calles, y Maduro llama a poner en pie un gobierno que atacará a las masas. Sectores del chavismo amenazan con el “control obrero”, si la acción de la burguesía sigue avanzando. Maduro amenaza con “radicalizar” su posición contra la burguesía. ¿Por qué no lo hace? Ellos saben muy bien que si movilizan a las masas, éstas también se sublevarán en las empresas de Maduro, de Capriles y de toda la burguesía bolivariana. Todos ellos atacarán, como ayer en el Caracazo, a las masas si éstas se sublevan.
La casta de oficiales contrarrevolucionaria de las fuerzas armadas venezolanas son las que ayer asesinaron en el Caracazo, y que saldrán a la calle para reprimir al pueblo cuando éste se subleve, con leyes y decretos emanados del parlamento bolivariano.
¡Hay que enfrentar a la reacción y a Capriles! ¡Hay que expropiar a la burguesía, al imperialismo y a los banqueros! ¡Hay que parar el ataque de devaluación y carestía de la vida de Maduro y las fracciones burguesas que están en el poder, sostenidas por las bayonetas de las fuerzas armadas, contra la clase obrera! ¡Hay que impedir nuevos ataques contrarrevolucionarios contra el pueblo!
La clase obrera no puede seguir atada a ninguna fracción burguesa, porque todas son sus verdugos. Ellos se pelean por sus negocios, no por nuestro salario, ni por nuestro trabajo. Ellos se pelean por ver quién comanda el ataque para arrebatar nuestras conquistas. Rápido acordarán, y todos juntos enfrentarán nuestras luchas.
¡Basta ya! ¡Que la crisis la paguen los capitalistas… todos los capitalistas! ¡Hay que expropiar al imperialismo y a la burguesía… a toda la burguesía!
¡Hay que conquistar un trabajo digno para todos, con un salario que cubra la canasta familiar! Ni la burguesía de Capriles ni de Maduro estarán dispuestos a darnos la más mínima de las concesiones sin que se las arrebatemos con nuestra lucha.
¡Hay que ocupar todas las fábricas, petroleras y bancos de Venezuela! Ese es el camino para imponer el control obrero.
Ya han caído trabajadores por las disputas de estas fracciones burguesas. La sangre no la podemos poner al servicio de las fracciones burguesas que se disputan los negocios. ¡Por comités de autodefensa y milicia obrera! Las fuerzas armadas “bolivarianas” más temprano que tarde pactarán con Obama y Capriles atacar al pueblo. Es que todos los capitalistas deben atacar a los trabajadores y al pueblo con sus planes de hambre y miseria.
Ayer Chávez se abrazaba con el fascista Uribe para entregar a la resistencia colombiana, y con Obama para entregar la Cuba socialista al imperialismo y los gusanos de Miami. Hoy no dudarán en abrazarse todos juntos para ahogar en sangre al pueblo, para imponer los planes de ajuste, inflación, desocupación, que deberán aplicar todas las fracciones burguesas aliadas al imperialismo contra la clase obrera.
Los soldados rasos y los reservistas, a elegir delegados y a poner sus armas y sus fusiles al servicio de la mayoría de Venezuela, que son los que no llegan a comer diez días al mes, los que ya no pueden viajar en transporte público, los que los consume la carestía de la vida en un país donde la renta petrolera alcanzaría y sobraría para comprar alimentos baratos y garantizar salud y educación.
HAY QUE CONSEGUIR 10 MILLONES DE VOTOS DE OBREROS, OCUPADOS Y DESOCUPADOS, DE COMITÉS DE CONTROL DE PRECIOS Y COMITÉS DE FÁBRICA, DE SECTORES DE LAS CLASES MEDIAS ARRUINADAS DEL CAMPO Y LA CIUDAD, REPRESENTADOS POR DELEGADOS DE TODAS LAS MASAS EN LUCHA. ESTOS SON LA MAYORÍA. ES EL ÚNICO PODER QUE MERECE PONERSE DE PIE EN VENEZUELA.
ES QUE LA LIBERACIÓN DE LOS TRABAJADORES SERÁ OBRA DE LOS TRABAJADORES MISMOS.
12. Maduro denuncia a Capriles (un lacayo total del imperialismo, afirmamos nosotros) que quiere hacer una “nueva Libia y Siria” contra él… Es que él, Maduro, quiere ser como Qadafy y Assad, grandes accionistas de las transnacionales imperialistas como lo eran y lo son éstos de la Hewlett Packard, la British Petroleum, la Olivetti y la ENI italiana. Ese es el premio que tienen y tendrán los bolivarianos por atacar a las masas.
Capriles, como los jeques de Arabia Saudita, no tiene nada que envidiarle en su fortuna y en su sociedad con el imperialismo a los Qadafy de ayer y a los asesinos de Assad como hoy.
En ese ataque contra las masas, a no dudarlo, el gobierno de Maduro tendrá el sostén de Capriles, de Obama y de las fuerzas armadas bolivarianas.
La tarea de poner en pie un partido revolucionario en Venezuela y de independizar a las masas revolucionarias del imperialismo es una tarea de todo el movimiento revolucionario socialista internacional. Toda la izquierda traidora mundial ha puesto sobre sus hombros al chavismo para estrangular la revolución socialista en el continente americano. Es una tarea internacional derrotar a las direcciones traidoras, que sostienen a Obama, que llevan a las masas a derrotas y a la vía muerta de la “vía pacífica al socialismo” como hoy en Venezuela, en Grecia con Syriza, y ayer en Chile con un baño de sangre, y que prometen “revoluciones democráticas en paz”, como proclamaban en el Magreb árabe y medio oriente, mientras hoy lo que viene es la contrarrevolución que masacra, en uno de los más grandes genocidios de la historia, a las masas en Siria, con ataques contrarrevolucionarios durísimos en Egipto y Túnez, la expropiación de la revolución en Libia y la invasión imperialista francesa en Mali.
Los cuartainternacionalistas debemos desenmascarar a ese partido cínico de los bolivarianos que intentan aparecer como antiimperialistas. Se ponen “duros” frente al imperialismo, con el dedo parado, diciendo “que se respete a Venezuela”, cuando sólo hablan de que se respeten sus negocios, porque ellos saben respetar muy bien al imperialismo, sus negocios y sus intereses. Y bien que se los cuidan y se los respetan, cuidando sus bancos y respetando la deuda externa, es decir, el robo sobre la nación oprimida.
Tanto lo respetan, que entregaron Cuba a los gusanos de Miami, y sostienen al gobierno de Uribe-Santos, empleados de las 5 bases imperialistas más grandes del continente americano en Colombia.
Se acaban las palabras. Choques decisivos entre las clases se avecinan. Una ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo ha comenzado a nivel internacional, para desviar y aplastar la revolución proletaria y tirarle toda su crisis a las masas. Éstas se resisten. Aquí y allá las direcciones traidoras cercan sus combates, traicionan sus luchas.
El imperialismo busca estabilizar un gobierno burgués bolivariano, que aplique el plan del imperialismo en la región, estabilizando Centroamérica, entregando Cuba y garantizando a la UNASUR como el nuevo TLC de los yanquis y atacando a las masas venezolanas. Esta es una tarea que ya ha asumido como propia el chavismo. Mientras, un Capriles fortalecido espera su oportunidad para administrar estos negocios.
El de Capriles, por las fuerzas reaccionarias que controla, es el mejor gobierno para aplicar los planes del imperialismo. Eso sería lo ideal para los yanquis, siempre y cuando Maduro sea el que derrote y aplaste a las masas. Esa es la verdad de Venezuela hoy. Por eso la casta de oficiales reaccionaria del ejército “bolivariano” ha dicho “primero Maduro, después Capriles”.
Por eso, los socialistas revolucionarios decimos:¡Disolución de la casta de oficiales! ¡Consejo de soldados! ¡Fuera el imperialismo y la OEA, el UNASUR y el pacto contrarrevolucionario de los chavistas con el gobierno fascista de Santos, representante de las bases yanquis en América Latina!
¡Ni Maduro, que asume, ni Capriles, que lo sostendrá para que ataque a las masas! Todos se pondrán de acuerdo, luego del juramento como presidente de Maduro, para repartirse los negocios y seguir entregando Venezuela al imperialismo, a través de los banqueros y de todas las fracciones burguesas asociadas a él.
Hay que poner en pie el poder de la mayoría de Venezuela: los oprimidos, los desocupados, los hambrientos. Hay que exigir a la UNT y los sindicatos que rompan con la burguesía y los ministerios de trabajo chavistas. Hay que coordinar a los que luchan. Hay que armar a los trabajadores y al pueblo. Así enfrentaremos el ataque de Maduro hoy y las intentonas contrarrevolucionarias de Capriles y las fuerzas armadas.
A no dudarlo, si las masas entran al combate por el salario, el trabajo, la dignidad y contra el hambre, Capriles y Maduro estarán en la misma barricada de clases disparando contra las masas. Al fin y al cabo, son dos soldados de Obama, uno de infantería y otro de artillería, pero del mismo ejército.
Los socialistas revolucionarios no dudaríamos ni un minuto, ante toda intentona fascista, bonapartista o golpista, que no vendría tan sólo a sacar a Maduro sino a aplastar de forma contrarrevolucionaria a las masas, en encabezar el combate por la derrota militar de ese golpe contrarrevolucionario. Pero, nada más lejano para las masas que armarse hoy contra un golpe inexistente, y quedar desarmadas ante el golpe y el ataque brutal que prepara Maduro, sostenido por Capriles y la casta de oficiales asesina del ejército venezolano.
No marchamos con los aviones que sobrevuelan Caracas, ni con los helicópteros artillados de las fuerzas armadas venezolanas. Ellos no vienen a atacar a Capriles. Vienen a defenderlo, como a toda la burguesía venezolana, frente a la irrupción de la clase obrera contra el hambre y la miseria como en el Caracazo.
13. La burguesía, en su choque por los negocios que ha abierto una enorme crisis política, se ha ubicado en una cornisa. Ya no está Chávez. No hay un gobierno legitimado. No existe un gobierno con legitimidad para distribuir los negocios. La conciencia y el sentimiento antiimperialista de las masas venezolanas está intacto. Su hambre y su miseria que la empujan a la lucha, ya están aquí.
Un proceso de ruptura con el chavismo ha comenzado. No lo podemos dejar en manos del oligarca y reaccionario Capriles, que trae sólo demagogia y palabrerío para disputarle el poder y los negocios a la burguesía chavista. Mucho menos puede la clase obrera seguir sometida a Maduro, que es el que viene a aplicar todos los ataques del imperialismo hoy.
Llamar a poner en pie los organismos de poder de la clase obrera y los explotados, a tomar en sus manos la lucha por el socialismo, que es expropiar a la burguesía, romper con el imperialismo y unirse con la clase obrera latinoamericana y mundial, es una tarea que ha quedado en manos de la única clase revolucionaria de la sociedad, que es la clase obrera y sus hermanos del pueblo empobrecido de la ciudad y el campo, y de todo el continente americano.
Los aliados de la clase obrera venezolana no están en los “generales progresistas” asesinos del Caracazo, ni en la burguesía “antiimperialista” de Maduro. Sus aliados son los obreros y campesinos del continente, que combaten contra los gobiernos bolivarianos como lo hacen contra los gobiernos del TLC.
Sus aliados son la clase obrera norteamericana y la clase obrera cubana, que hoy ve perder sus conquistas revolucionarias con 500.000 despedidos en la isla. Sus aliados no eran ni son Qadafy ni el asesino Assad, que masacran a las masas del Norte de África y Medio Oriente a cuenta del imperialismo y sosteniendo a las fuerzas contrarrevolucionarias del sionismo, sostenidos por los amigos de Maduro, los más grandes asesinos y guardias de seguridad de las transnacionales en China, el Partido Comunista de los mandarines chinos.
14. El imperialismo sabe de qué se trata. Vio ayer a Chávez rendirse en el golpe militar ante el obispo de Caracas, como un cobarde, mientras las masas salían a la calle contra el golpe, restituyendo a Chávez en el poder. Así le pagó la burguesía bolivariana a las masas: con mayor entrega al imperialismo y mayor miseria.
Los golpistas andan por la calle, liberados y amnistiados por Chávez. La burguesía goza de muy buena salud en el “socialismo del siglo XXI”. Capriles surge de las entrañas de ese régimen y de esa misma burguesía, cobarde y rastrera con el imperialismo, pero valiente para reprimir a las masas.
La burguesía bolivariana se disputa sus negocios al borde de la cornisa. Las rocas submarinas de la crisis económica mundial le ha golpeado el casco al buque bolivariano. Las clases explotadas de Venezuela, que están abarrotadas en los camarotes bajos del buque, ya están tapadas hasta la cabeza por el hambre, la inflación y la carestía de la vida.
Ni Maduro ni Capriles salvarán a las masas. Les tirarán toda la crisis a éstas.
Se realizó en Túnez, semanas atrás, el Foro Social Mundial. Allí se le rindió un homenaje a Chávez. Se juntaron los que sostienen al asesino Assad masacrando a las masas de Siria, a cuenta del imperialismo. Los que fueron a sostener al gobierno burgués de Túnez, para que las masas no hagan justicia con sus piquetes y organizaciones de lucha contra las bandas fascistas salafistas que atacan a mansalva a las organizaciones obreras.
Se juntaron en Túnez para sostener a los generales asesinos del ejército de Egipto, que ya están masacrando en ese país a más obreros y campesinos que lo que masacró Mubarak. Allí se juntaron para proclamar, luego de salvar a la burguesía y al imperialismo de un asenso revolucionario de masas a nivel mundial, para decirle a éste que distribuya las riquezas, y para hacerle creer a las masas que éste lo hará.
No hay que ceder a los cantos de sirena. Maduro no viene a “repartir la riqueza” de la súper millonaria burguesía bolivariana. Viene a sacarle hasta el último jugo de sangre a la clase obrera venezolana.
Hablemos claro. El camino para derrotar y aplastar a Capriles es reorganizando las filas de la clase obrera, para que rompa la disciplina con Maduro y se defienda de sus durísimos ataques.
Es hora que la clase obrera pese decisivamente en la vida política nacional, y lo vuelva a hacer, como ayer en el Caracazo, para poner orden ante el desorden de la hambruna y el saqueo burgués y del imperialismo en Venezuela.
Insistimos, en cada fábrica y establecimiento hay que poner en pie el poder de los explotados. En cada fábrica y establecimiento hay que poner en pie un comité de empresa. Un congreso nacional de la UNT, con un delegado de base cada 100 trabajadores de toda Venezuela. Hay que poner en pie en cada barrio de los explotados un comité de desocupados para exigir trabajo digno para todos; juntas de abastecimiento y control de precios en cada barrio. Un comité de soldados en cada cuartel.
Hay que poner en pie el poder de los explotados. Ellos pelean por los negocios, nuestra lucha es por el pan. Hay que expropiar sin pago a los banqueros imperialistas. Para ello hay que romper con la burguesía. Ni Maduro, ni Capriles. Hay que poner en pie y centralizar el poder de los explotados.
Sí, es hora de que los hambrientos del Caracazo pongan orden en Venezuela. La revolución bolivariana impuso el orden de los explotadores para garantizar sus ganancias y seguir sometiendo con migajas y limosnas al pueblo.
La lucha por el socialismo es la lucha por una Venezuela socialista, sin generales ni capitalistas.
15. La constitución bolivariana es una estafa, que le da libertad a Capriles y a Obama, a banqueros y saqueadores de Venezuela, y a parásitos capitalistas para que amasen fortunas explotando a la clase obrera, administrando el estado y los impuestos del pueblo, mientras garantizan ser todos pagadores de la deuda externa a los yanquis.
La constitución bolivariana no le ha dado a la clase obrera la libertad ni el derecho a tener un salario digno, a un trabajo digno, ni a educarse y vivir dignamente. Los explotadores no entregarán sus propiedades, sus riquezas y el latrocinio de la nación venezolana por “vía pacífica” y ganando elecciones.
Ahí está el resultado: las fuerzas más reaccionarias de Venezuela surgiendo de las entrañas del chavismo, con ese oligarca de Capriles, y los oficiales asesinos del Caracazo.
La izquierda reformista mundial debe dejar de mentir. La verdadera patria bolivariana son los oficiales asesinos, golpistas y oligarcas como Capriles, asociados a la nueva burguesía millonaria chavista.
Hay que romper con ellos. Así la clase obrera se evitará nuevos ataques devaluatorios al salario y más miseria, creando organizaciones independientes de su poder, para enfrentar todo intento contrarrevolucionario de la burguesía y el imperialismo de imponer sus planes de hambre.
Los trotskistas de la IV Internacional podemos hablar. Porque levantamos incansablemente el apotegma marxista del que el que le entrega aunque sea la uña del dedo meñique a un gobierno burgués se niega a luchar luego por su derrocamiento. Y llorará porque después lo derrocará un golpe bonapartista o fascista.
La izquierda latinoamericana y mundial le ha dado más que la uña del dedo meñique. Le ha dado el alma y el cuerpo al chavismo y al FSM para que estrangule la revolución socialista en Venezuela y a nivel internacional.
El stalinismo, los renegados del trotskismo y las fuerzas agrupadas bajo la bandera del Foro Social Mundial han proclamado que “una nueva Cuba que expropie a la burguesía ya no es posible en América Latina”. El “socialismo” que pregonan es el de Chávez, Maduro… con Capriles y los banqueros. Aquí ha quedado claro que ese es el “socialismo del siglo XXI”, un nuevo verso de “la vía pacífica al socialismo” que en los ’70 en Chile terminara con un baño de sangre.
Los trotskistas y la IV Internacional combatimos en la trinchera de en frente de Obama y las burguesías bolivarianas que defienden la propiedad de los capitalistas, los mercados regionales de las transnacionales y el saqueo de todos los pueblos oprimidos del continente.
Con la IV Internacional, que debemos refundar, combatimos por poner en pie un “nervio sensible” desde Alaska hasta Tierra del Fuego, que cuando sea tocado en alguno de sus puntos, pueda vibrar y reaccionar al mismo momento. Es decir, un “nervio sensible” que unifique, en una gran lucha contra los explotadores, a todos los explotados del continente.
Contra el UNASUR, el MERCOSUR, el ALBA, luchamos por los Estados Unidos Socialistas de Norte, Centro y Sud América.
16. En esta crisis política venezolana ya está el veredicto de la discusión sobre la cuestión del chavismo que se viene debatiendo duramente al interior de la clase obrera mundial. La crisis política del dominio burgués hoy en Venezuela se ha destapado por la situación de enorme volatilidad y debilidad del régimen de dominio ante la muerte de Chávez. Ya ha quedado claro que el gran garante de la estabilidad burguesa e imperialista en Venezuela la daba su gobierno. Ha quedado demostrado que el mejor gobierno que tenía el imperialismo para aplicar el ataque, que ya está en curso, contra la clase obrera venezolana, era el de Chávez, con el 57% de los votos, que surgía como un gobierno fuerte y legitimado para atacar a las masas, mientras Capriles quedaba como una fuerte oposición burguesa hacia adelante, como alternativa.
El bipartidismo ha entrado en crisis y ha obligado a las fuerzas armadas a definir la transición. Es Maduro el que ataca a las masas, y Capriles con su enorme poderío y legitimidad, se prepara para tomar la posta o a poner en pie un gobierno de unidad nacional cuando así lo requiera la lucha de clases.
La envoltura dulzona, el velo de la revolución bolivariana se ha caído. Defendiendo a este gobierno de Maduro están los aviones de las fuerzas armadas asesinas de las masas del Caracazo y golpista del 2002. ¿De qué golpe miltiar o putsch fascista están hablando, cuando la política de todos es "cuidado que irrumpen las masas"? Ha emergido la casta de oficiales como el verdadero árbitro de las fracciones burguesas que se disputan los negocios en Venezuela.
El régimen bolivariano ha mostrado su verdadera cara bonapartista, llevando el cadáver de Chávez a los cuarteles, diciendo que ahí están las fuerzas armadas garantes de los negocios de todos. De eso se trata el estado burgués: de una banda de hombres armados que defiende a los propietarios de los medios de producción.
Los bolivarianos ya impusieron las leyes antihuelgas. Según ellas, es un terrorista el que le hace una huelga a una empresa del estado. Van a ser las fuerzas armadas de Cabello, las que no le tocaron ni un pelo a Capriles ni a la burguesía gorila, las que atacarán sin dudar y militarizar las huelgas obreras.
La IV Internacional necesita ponerse de pie. Será la única posibilidad de que un programa de la clase obrera, para su liberación, pese en los combates del proletariado mundial.
El proletariado conquistará las mejores condiciones entonces para enfrentar al fascismo, que será alimentado por las fuerzas burguesas imperialistas que sostienen a la constitución bolivariana, que surgirá en un futuro próximo, si hoy es capaz de poner en pie sus organismos de poder para enfrentar el ataque de hambre, miseria y entrega que vendrá del gobierno de Maduro, sostenido por los milicos y con el acuerdo de Capriles y sus fuerzas reaccionarias.
Compañeros, si nosotros tuviéramos la caracterización de ustedes de que estamos frente a un golpe fascista, tendríamos un programa en la lógica política como el que sostienen ustedes hoy. Ayer les criticamos la definición de que Chávez había iniciado una lucha antiimperialista, cuando es el que vino con los generales del ejército a expropiar la lucha antiimperialista del Caracazo.
Hoy, nuestro debate se centra en que ustedes ven al imperialismo organizando un golpe fascista contra un gobierno nacionalista burgués como el de Maduro, que no se defiende y se niega a armar a las masas. Esa no es la realidad hoy. Quizás este aporte les sirva como herramienta de lucha o para criticar a nuestra posición si estamos equivocados.
Como siempre, el debate entre marxistas clarifica y educa al proletariado mundial. No tenemos ninguna cuestión de prestigio. Si estamos equivocados y ustedes nos convencen, lo diremos.
Saludos revolucionarios
CEI de la FLTI |