Libia - 22-09-2013
Misrata, la cuna de la revolución libia y donde la clase obrera sostiene un doble poder
Ubicada a casi 250 km al este de Trípoli (capital de Libia), situada practicamente a las costas del Mar Mediterráneo se encuentra la ciudad de Misrata. Es, en proporción a la cantidad de habitantes, la ciudad con mayor presencia de obreros en toda Libia, entre un 65% o 70 % integran la clase obrera de esa ciudad. En ella se encuentra una de las fábricas de hierro y acero más grande del Norte de África, asi como tambien el tercer puerto más importante del pais, y varias fábricas no menores como cementeras, productoras de lácteos, jugueras y productoras de ladrillos y bloques de marmol.
Mientras que en febrero del 2011 en Bangazi y otras varias ciudades del este de Libia las masas se revolucionaban y combatían directamente con las fuerzas opresoras del fantoche del socialismo, el dictador Muahmar al-Qaddafy, en Misrata ocurria algo similar. Comenzando con paros generales en la producción de todas las fábricas de la ciudad, que luego se convirtió en la toma misma de las fábricas con piquetes de obreros armados para protejerse de las fuerzas de perros guardianes leales al dictador.
|
ver también:
13/06/2013 - La burguesía y el imperialismo buscan desarmar a las masas y reconstituir su estado para seguir hundiendo a los explotados en la miseria mientras ellos se enriquecen
- 14/05/13 - Los explotados, con sus armas, necesitan poner en pie sus organismos junto a las milicias para coordinarse y terminar de expulsar a los qadafistas del gobierno
- 11-03-2013 - Nuevamente los explotados obligan a retroceder al CNG en su intento de avanzar otro paso en asentar un “nuevo” régimen qadafista
|
Con las masas oprimidas en las calles el resquebrajamiento del ejército por su base no se hizo esperar, y en practicamente unos pocos días lograron reventar al estado y sus instituciones gracias a la unión entre los obreros, los estudiantes, los desocupados y los soldados rasos. Pero su ubicación muy cercana a la capital, bastión del estado de la dictadura y lugar de residencia del dictador, ponía en jaque la caída de la misma. Por lo tanto la respuesta de los guardianes de la propiedad de los capitalistas no se hizo esperar; rapidamente desde Trípoli el régimen envió tropas que en su paso masacraron el levantamiento en las afueras de la ciudad, más precisamente en los barrios de "Suq al Juma'a", Msalata, y Al-Qaraboly, dejando un saldo de más de 3000 rebeldes asesinados. Las tropas del régimen continuaron su paso por la ruta principal hacia el este, donde lograron la lealtad de los jefes de clanes de la ciudad del Khoms y Zliten las dos ciudades que se encuentran entre la capital del pais y la ciudad de Misrata. Desde el sureste enviaron a tropas desde una de las ciudades que hasta el día de hoy sigue siendo leal al régimen de Qadddafy, Beni Walid, integrada practicamente por el clan Warfallah, socios directos de la dictadura, y desde el este utilizaron a los clanes Tuareg situados en un pueblo con una importante cantidad de habitantes, en su mayoria de color oscuro, llamada Tawerqah.
De este modo con aproximadamente un ejército compuesto por más de 12 brigadas de perros leales al régimen, lograron acorralar a Misrata por el oeste, el este y el sur.
Al mismo tiempo, el dictador Qaddafy desde su ciudad natal Sirte, preparaba una enorme caravana de sus perros gusrdianes y mercenarios para barrer con la revolución en Bangazi y los demás pueblos del este hasta la frontera con Egipto.
Volviendo a Misrata, la respuesta de los obreros en armas no se hizo esperar. Desde Bangazi, los obreros portuarios revolucionados y con sus puertos tomados, coordinaban con sus pares de Misrata y les enviaban armas y provisiones que donaban los obreros de las cadenas alimenticias con sus fábricas tomadas (jugos, leches, quesos, aceites, pescados, etc.). Y no sólo los obreros de Libia, las provisiones venían también como aportes solidarios de los obreros egipcios en el Este, y los tunecinos en el Oeste.
Mientras tanto, los obreros de la fábrica de Acero y Hierro coordinados con los soldados razos utilizaban la fábrica cual inmenso taller para reparar, preparar y fabricar el armamento para resistir el ataque de las 12 brigadas leales al los intereses del burgués Muamar. A su vez la fábrica era un enorme refugio, centro de distribución, de reunión, y muy importante, generadora de la electricidad de la ciudad (pues la fábrica es tan grande que cuenta con un generador propio, que fue puesto a dispocicion de los que resistian cuando las fuerzas del regimen hicieron volar en pedazos los centros que proveian electricidad a la ciudad).
Los combates frente a frente, casa a casa, calle a calle comenzaban a hacerse más y más fuertes día a día. A la escasez de armas, los aguerridos jóvenes de la ciudad utilizaban ganzúas y botellas de gaseosa llenas de nafta. Mientras algunos creaban alguna distracción para que la ametralladora sobre el tanque abriese fuego, otros aprovechaban la oportunidad para abalanzarse sobre este, y con la ganzúa abrir la tapa del vinocular, mientras que otro vaciaba la botella de nafta en el interior del tanque y luego con un encendedor lo prendian fuego. Estrategias como estas y otras más, con la poderosa unión de la clase obrera, los estudiantes y los soldados rasos, las masas de la ciudad de Misrata pudieron librarse, no sólo de las 12 brigadas que acorralaban la ciudad, sino también de los burgueses y colaboradores del régimen que habitaban en esta.
A casi 2 meses del comienzo de estos combates, se hizo presente la solidaridad de una organizacion de militantes por la Refundación de la IV Internacional, como delegado de la misma J. al-Arjentiny, quien venía de combatir desde principos de marzo junto a las masas revolucionarias del Este del país en los desiertos de Brega contra las fuerzas leales al régimen de Qaddafy, y contra la intervención imperialista de los buitres del cielo, los aviones de la OTAN quienes solamente cuidaban que los obreros no le expropien los pozos petroleros a su socio en la región, Muamar al-Qaddafy.
Este delegado se mantuvo junto a los milicianos de Misrata hasta el dia de la fecha, tan es así que existe un dicho en la ciudad que dice: "quien NO conoce a J. al-Arjentiny, nunca combatió en la revolución".
Luego del ajusticiamiento en manos de las masas del Dictador Muamar al-Qaddafy, las masas de Misrata comenzaron a organizarse entre ellas.
Corresponsal desde Misrata