La revolución bolivariana, una estafa contra los trabajadores
y pueblos oprimidos de América Latina y el mundo:
- Pactaron ayer con Obama para entregar Cuba al imperialismo y pusieron a los trabajadores de EEUU a los pies de su verdugo
- Entregaron y desarmaron a la resistencia colombiana; pactaron con la Media Luna fascista en Bolivia; y en Argentina y Brasil, sirvientes del imperialismo y represores y hambreadores de la clase obrera
- Anunciaron que el socialismo no iba más ni en Cuba, y con el capitalismo atacaron todas las conquistas de los trabajadores en Venezuela y toda América Latina.
- En Medio Oriente sostuvieron a los regímenes asesinos de las masas como el de Al Assad, la dictadura de Al Sisi, Kadhafy, de los ayatollahs iraníes, y junto a Putin al sionismo genocida ocupante de la nación palestina.
La boliburguesía le entrega el petróleo a los yanquis y paga miles de millones de dólares de la deuda externa al FMI, mientras se enriquece y mata de hambre y miseria al pueblo
Luego de utilizar al chavismo como limón exprimido para atacar a los trabajadores
AHORA TRUMP Y LOS YANQUIS VIENEN POR TODO
Con Maduro atacando al pueblo o con Capriles, quieren hacer de Venezuela una colonia
Con intentonas golpistas, con el embargo de cuentas corrientes de los generales millonarios de Miami,
Las pandillas burguesas y el imperialismo se disputan el mando de la casta de oficiales de las fuerzas armadas bolivarianas
Los de arriba saben que el saqueo imperialista de Venezuela, el robo a las conquistas de los trabajadores, lo impondrán a los tiros como en el Caracazo
Ni Maduro ni la MUD
Ni sus parlamentos y justicias fantoches, Ni sus fuerzas represivas
y casta de oficiales asesina del pueblo
¡Basta ya! ¡Es hora de que la boliburguesía, la oligarquía y los yanquis paguen la ruina de Venezuela!
¡Ellos la provocaron!
¡Las armas para el pueblo hambriento!
¡Comités de soldados rasos! ¡Milicia obrera y popular!
¡Disolución ya de la guardia nacional bolivariana!
¡Por la ruptura de la UNT, todas las organizaciones obreras, sindicatos, corrientes sindicales y comités de empresas con las pandillas burguesas, que tienen cuentas millonarias en Miami mientras el pueblo come de los basureros!
Hay que poner en pie el poder de los explotados
¡Congreso obrero nacional de los sindicatos,
campesinos pobres y los comités de soldados rasos!
¡Paso a la Venezuela de los de abajo!
¡Ni un dólar más a los banqueros! ¡Fuera el FMI!
¡Ni una hectárea de tierra ni una góndola de supermercado más en
manos de la oligarquía! ¡Que primero coma el pueblo!
¡Por una Venezuela obrera y socialista sin generales,
boliburgueses millonarios, oligarcas ni banqueros imperialistas!
“AMÉRICA PARA LOS AMERICANOS”:
LA CONTRAOFENSIVA DE COLONIAJE
DEL IMPERIALISMO YANQUI
La clase obrera y las masas venezolanas padecen las consecuencias de la farsa de la revolución bolivariana. Hambruna generalizada, desabastecimiento, muertes por inanición, malaria, y todo esto impuesto con los fusiles y tanquetas de Maduro y los generales de la boliburguesía millonaria. Es la quiebra brutal de la Venezuela capitalista sometida al imperialismo que los Castro y el Foro Social Mundial mostraron como “socialismo” a los trabajadores del mundo.
Sobre este mar de hambrientos, se ha abierto una enorme crisis política entre los de arriba. El enfrentamiento de Maduro y la MUD por el control del estado y la administración de los negocios del imperialismo en Venezuela, no sólo ha llevado a la fractura del régimen, sino que ha pasado a la disputa abierta por el generalato.
El imperialismo yanqui avanza sobre América Latina. Se terminó la política de “buen vecino” de Obama. Luego de imponer la contrarrevolución en Medio Oriente con un genocidio en Siria, Trump salió al mundo con el lenguaje de las cañoneras. Está cebado. Busca imponer su dominio en el mundo con las cañoneras que ya apuntan a Corea del Norte, con la amenaza de una nueva masacre, y poniendo en marcha el fascismo al interior de Estados Unidos (ver artículo).
En medio de una nueva ronda de la crisis económica mundial y la guerra comercial con las potencias europeas, principalmente con Alemania, el imperialismo yanqui necesita imponer disciplina absoluta en América Latina y le marca el territorio al imperialismo alemán.
El verdadero objetivo del imperialismo norteamericano es someter América Latina a coloniaje. Dicta flexibilizaciones laborales en Brasil, Perú y Argentina. Se está quedando con el petróleo mexicano. Quiere PDVSA y el petróleo de Venezuela, donde están las mayores reservas del mundo.
Esta ofensiva implica sacarse de encima a sus viejos agentes de la burguesía bolivariana rastrera. Ésta ya le garantizó el estrangulamiento de la revolución obrera y campesina en todo el continente. Restauraron el capitalismo en Cuba. Entregaron la resistencia colombiana al régimen de las 7 bases militares yanquis, dejando a millones de campesinos a merced de los paramilitares. En Venezuela le entregaron la nación al imperialismo, pagándole al FMI sobre el hambre del pueblo e imponiendo un brutal bonapartismo contra las masas. Y fundamentalmente, arrodillaron a la clase obrera norteamericana ante el Partido Demócrata presentando a Obama como el “imperialista democrático”.
Gracias a los bolivarianos, el imperialismo ahora viene a someter con triples cadenas a América Latina y se lanza sobre Venezuela. La Revolución Bolivariana fue sólo un rodeo a Wall Street.
Obama le trazó la huella al imperialismo con un pacto contrarrevolucionario con los hermanos Castro y las burguesías bolivarianas, mediante el cual éstos se sometieron y se convirtieron en sus agentes. Ahora Maduro ya hizo el trabajo sucio, ya no tiene más jugo. Trump quiere la rendición total y por eso muestra el garrote amenazando con una “solución militar”. La boliburguesía cobarde es totalmente incapaz de enfrentar al imperialismo yanqui, con el que está atada por miles de lazos y negocios.
Venezuela está ante una alternativa de hierro: si la clase obrera no logra abrirse paso a la revolución socialista, terminará como una colonia yanqui, con la MUD o los bolivarianos, y los generales.
La tragedia es que la clase obrera, la única clase que puede derrotar al imperialismo, fue llevada a la impotencia y la desmoralización. La restauración capitalista en Cuba ha sido un golpe brutal a la lucha antiimperialista de las masas del continente. Los nuevos ricos de La Habana, socios de Cargill y Coca-Cola, dicen “el socialismo no va más”. Maduro le hace comer basura al pueblo en nombre del “antiimperialismo”. Los renegados del trotskismo, que en todos estos años encubrieron la estafa bolivariana entregándole inclusive el Programa de Transición a Chávez, plantean la “democratización” pacífica de un régimen asesino.
Cuando el imperialismo viene a recolonizar América Latina, todos le dicen a la clase obrera que no se puede hacer la revolución socialista como en Cuba de 1959, que lo máximo a lo que se puede aspirar es a un “capitalismo bueno”. ¡Ahí tienen su “capitalismo bueno”: la Venezuela Bolivariana de la hambruna, la muerte y la miseria!
Una enorme crisis política entre los de arriba:
MADURO Y LA MUD SE DISPUTAN EL SILLÓN DE VIRREY DE WALL STREET.
SOLO LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA PUEDE EVITAR LA COLONIZACIÓN DE VENEZUELA
Al calor de la ofensiva imperialista, la crisis política en Venezuela dio un nuevo salto en las últimas semanas, signada por la asunción de la Asamblea Nacional Constituyente del gobierno, que no fue reconocida por ninguna potencia imperialista, y por el intento de copamiento de Fuerte Paramacay por parte de fuerzas de la oposición. Como dijimos el 26 de julio (ver declaración), las disputas entre las pandillas de la boliburguesía y la MUD llevaron a una ruptura abierta del régimen de la Constitución Bolivariana. Venezuela está partida. En un mismo país coexisten dos parlamentos, dos Tribunales Supremos de Justicia, dos Fiscales Generales, que rivalizan y se atribuyen, con total cinismo, la representación legítima del pueblo.
Es una formidable crisis política en las alturas que convulsiona a toda la nación, un enfrentamiento entre dos bandos por dirimir quién será el que desguace y privatice PDVSA, el gran botín de la nación, al servicio de Goldman Sachs, Chevron y los grandes acreedores internacionales. Esa es la esencia de su disputa.
Ante esta situación, Pence -el vice de Trump- ya dijo que Venezuela es un “Estado fallido”. En otras palabras, dijo que la Venezuela quebrada, hundida, con sus instituciones de dominio resquebradas al calor de las disputas entre el gobierno y la MUD, sólo puede sobrevivir bajo la tutela del capital financiero yanqui. El significado profundo de la amenaza militar de Trump a Venezuela es que si los bolivarianos o la MUD no le garantizan entregársela como colonia, el imperialismo yanqui se arroga el derecho de someterla con sus tropas.
Trump le muestra el garrote a la nación y a todos los explotados de América, exige la rendición de Maduro y los generales, y avanza en conquistar una relación de fuerzas para futuras intervenciones militares en América Latina. Es un escarmiento imperialista a los esclavos en su patio trasero, para decirle a la clase obrera latinoamericana que en la Venezuela colonia no hay lugar siquiera para antiimperialistas de cartón como los bolivarianos.
De fondo está la ofensiva imperialista por ganar al generalato y las FF.AA., la columna vertebral de la boliburguesía y el último sostén de Maduro. El asalto a Fuerte Paramacay del 6 de agosto buscaba impactar en la oficialidad, mostrar audacia y determinación para intentar ganarse oficiales indecisos, disconformes con el gobierno. Las sanciones y las amenazas militares de Trump también buscan abrir brechas entre la oficialidad. Quien tenga la mayoría de los generales se queda con el Estado, es decir, con PDVSA y la administración de la renta petrolera.
Pero Maduro y los generales se niegan a dejarle el poder a la MUD y quieren demostrarle al imperialismo que ellos le son más útiles. Maduro le dice “Somos chéveres”, que en realidad significa, ‘nosotros defendimos el poder y la propiedad en los momentos difíciles de la revolución latinoamericana, apoyamos la restauración del capitalismo en Cuba, pagamos dólar sobre dólar de la deuda externa; con las armas en la mano garantizamos que no haya Caracazo. Nos probamos como buenos agentes. Déjennos seguir y les demostraremos que podemos ser aún mejores sirvientes’.
Mientras Maduro y Padrino López bravuconean en respuesta a las amenazas de Trump, la Asamblea Constituyente bolivariana vota leyes que penalizan con 25 años toda participación en protestas callejeras, mientras los generales anuncian la militarización del país. La boliburguesía ha dado un brutal golpe bonapartista contra las masas. Así, el gobierno odiado por el pueblo le dice al imperialismo, ‘seguimos siendo nosotros quienes controlamos a las masas’.
Pero a Trump esto no lo mueve. ‘Ríndanse y entrénguenme todo’, dice. Así negocia el imperialismo con sus sirvientes de las burguesías nativas. Las cañoneras y las bandas fascistas en las calles en Estados Unidos son la amenaza del garrote para arrodillarlos, tal como está haciendo con Corea del Norte o Irán.
La MUD dice que ya pasó la hora de la Revolución Bolivariana, que Maduro es odiado por las masas, y por eso se postula para ser ella quien dirija la entrega absoluta de Venezuela a Wall Street.
Pero los de arriba saben que la clase obrera no ha sido derrotada. Por eso la MUD apela a las clases medias y utiliza las barricadas no sólo como una medida de negociación in extremis con la boliburguersía, sino también como una medida preventiva contra la irrupción independiente de los hambrientos en medio de las disputas entre los de arriba.
La oligarquía y la boliburguesía se cuidan muy bien de no tocarse la propiedad el uno al otro. Al lado del salvajismo que muestran contra los desposeídos, la suya es una pelea de caballeros.
La burguesía venezolana de conjunto, sea bolivariana o de la MUD, está con el imperialismo. Sólo quiere ser virrey de colonia de Wall Street. Por eso, toda salida a manos de la MUD o los bolivarianos implicará el sometimiento de Venezuela a coloniaje.
Y esto sólo se podrá garantizar con un feroz bonapartismo contra el pueblo, basado en una casta de oficiales tutelada directamente por el Pentágono. Los planes de las pandillas burguesas no son más que distintas formas de controlar y reprimir a las masas. No hay otra salida para imponer el plan yanqui.
La clase obrera no está en las guarimbas de la MUD, ni apoyando al gobierno de Maduro...
¡LA CLASE OBRERA DEBE IRRUMPIR CONTRA EL IMPERIALISMO Y SUS SOCIOS NATIVOS,
ACAUDILLANDO A LAS CLASES EXPLOTADAS DE LA NACIÓN!
Para la clase obrera, la profundización de la crisis entre los de arriba es, sin dudas, el momento de intervenir. Una acción independiente de las masas plantearía la ruptura horizontal del ejército y el surgimiento del doble poder armado de los obreros y pueblo pobre contra el conjunto de las pandillas burguesas y sus generales asesinos.
La clase obrera no está con ninguna de las pandillas de la burguesía. Por más que el PSL (UIT) y la LIT chillen, los hambrientos no están en las barricadas de la MUD. De ser así, hace tiempo que habrían atacado la propiedad privada, los supermercados, etc. para comer.
Tampoco defienden al gobierno odiado ante la ofensiva de Trump y la oligarquía. Ni uno solo se ha movilizado en defensa de Maduro frente al intento de la toma de Fuerte Paramacay.
La clase obrera está revolviendo basura en las calles para comer. Aunque la burocracia sindical la haya sometido y empujado a la última línea de resistencia, la crisis en las filas de la burguesía y las condiciones objetivas de crac y hambre ponen al rojo vivo la posibilidad de una irrupción de los hambrientos.
La lucha contra la embestida de Trump y la lucha por el pan es una sola. El pan sólo se puede conseguir expropiando los bancos, las fábricas y las tierras del imperialismo y la oligarquía. El triunfo de la revolución obrera y popular es la única posibilidad de derrotar al imperialismo y conquistar el pan para el pueblo hambriento.
Sin embargo la clase obrera no puede aprovechar la crisis de los de arriba para irrumpir. Pesan sobre sus espaldas no sólo las traiciones de su propia burocracia sindical, sino también con las enormes derrotas del proletariado de Centroamérica y el Caribe a manos del castrismo y el PC cubano, como la restauración capitalista en Cuba y la masacre de la resistencia campesina colombiana. La vuelta del imperialismo yanqui a Cuba, gracias al pacto Obama-Castro, es una puñalada por la espalda a la lucha antiimperialista en el continente, que debilita enormemente al proletariado latinoamericano. Sin dudas, lo más reaccionario de la situación venezolana es la dirección de la clase obrera, que la ha llevado a esta situación.
La izquierda mundial juega un rol criminal. Se alineó de hecho detrás de uno u otro bando burgués, obstaculizando toda perspectiva para la revolución socialista en Venezuela. Unos, como El Topo Obrero, la CWI, el PTS de Argentina, están con Maduro y los generales, afirmando que estamos ante una ofensiva fascista del imperialismo y la oligarquía, y que se debe hacer un frente con Maduro para aplastar al fascismo. Otros, como el PSL y la LIT están en un frente con la MUD contra el gobierno, planteando que las barricadas de la MUD son expresión de la lucha de los explotados contra el régimen.
Todos le dicen a los obreros que deben elegir entre las brasas y el aceite hirviendo de dos pandillas de esclavistas totalmente sometidas al imperialismo yanqui. Todos les cierran el camino al soldado y a la revolución. Atar la suerte de la clase obrera a alguno de los bandos burgueses en pugna, como hace la izquierda mundial, es colaborar con la derrota de Venezuela ante Wall Street. Es una traición infame a la lucha contra el imperialismo.
Si la clase obrera no da una salida a la nación con la revolución socialista, quedará sepultada bajo los escombros de la Revolución Bolivariana que se derrumba en la historia y que prepara un destino de colonia para Venezuela. El imperialismo yanqui pisando Venezuela de nuevo, después de tantos combates antiimperialistas del proletariado venezolano, será sin dudas un duro golpe a los trabajadores venezolanos y de todo el continente. Del combate de la clase obrera venezolana depende en gran medida el futuro inmediato de los trabajadores de América Latina.
Es necesario transformar la desazón y el odio en fuerza revolucionaria para terminar con la farsa de la Revolución Bolivariana, con la oligarquía de la MUD y el imperialismo. Sólo la clase obrera puede terminar con el saqueo imperialista y el caos de las pandillas burguesas que hunden a Venezuela en la barbarie.
Hay que poner en pie la barricada de la clase obrera y los explotados
¡BASTA DE ESTAFA DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA! ¡FUERA MADURO Y LOS GENERALES ASESINOS!
¡BASTA DE MUD! ¡ARMAMENTO DEL PUEBLO PARA CONQUISTAR EL PAN Y EXPULSAR AL FMI!
¡POR UNA VENEZUELA OBRERA Y SOCIALISTA, SIN GENERALES, PATRONES NI BANQUEROS IMPERIALISTAS!
El proletariado venezolano llega a este momento en las peores condiciones. Nadie lo ha preparado para aprovechar la crisis de los de arriba. En todos estos años, sus direcciones le dijeron que hacerle el Caracazo a Maduro favorecía a la derecha, cuando éste aplicaba más y más el plan de la MUD y el imperialismo. Le dijeron que no había que luchar por el poder y por el socialismo para aplastar a la burguesía y sus generales, y todas las instituciones del régimen de la Constitución Bolivariana.
Hoy las organizaciones obreras están disueltas o sometidas, que es lo mismo. Mientras el imperialismo viene a colonizar la nación y los de arriba se disputan abiertamente a la oficialidad de las FF.AA. para aplastar al proletariado, las corrientes del movimiento obrero se niegan a plantear la lucha por la base del ejército para aplastar a los oficiales asesinos y derrotar al gobierno y la MUD. La izquierda venezolana está llena de charlatanes que hablan de una “salida independiente”, pacífica, sin revolución, como si el imperialismo y la burguesía venezolana no se hubiesen blindado para imponer el coloniaje de la nación a los tiros. Se niegan a decirle al proletariado que la única manera de derrotar el plan yanqui y las salidas bonapartistas de los bolivarianos y la MUD es con las armas en la mano.
Es necesario desconocer la dirección de Rangels, Barrios, Máspero y a toda la burocracia sindical colaboracionista. Hay que imponer la ruptura de la UNT y de todas las organizaciones obreras con las pandillas de la burguesía. ¡Que se ponga en pie el poder de los explotados! ¡Hay que convocar de forma inmediata a un Congreso Obrero Nacional de base, llamando a los soldados y las masas de los cerros, para levantar las barricadas de los hambrientos con un programa antiimperialista y revolucionario, y que la clase obrera se convierta en caudillo de las masas explotadas de la nación!
¡NI MADURO NI LA MUD! ¡NI SUS PARLAMENTOS NI SUS TRIBUNALES FANTOCHES! ¡NI SUS FUERZAS REPRESIVAS Y OFICIALES ASESINOS!
¡QUE LA CRISIS LA PAGUEN LOS DE ARRIBA! ¡Ni un dólar más a los banqueros y al FMI! ¡Ni la tierra ni las góndolas en manos de la oligarquía!
¡Hay que romper todos los acuerdos que someten a Venezuela al imperialismo, todos los convenios con las petroleras yanquis, para recuperar la industria petrolera que hundieron los bolivarianos y las transnacionales!
¡Expropiación sin pago y bajo control obrero de los bancos, las petroleras, las transnacionales y las tierras de la oligarquía! ¡Confiscación de los grandes almacenes y depósitos! ¡Incautación de todas las cuentas de los de arriba, los boliburgueses y los oligarcas! ¡Nacionalización del comercio exterior!
¡HAY QUE DESARMAR A LAS PANDILLAS BURGUESAS! El hambre del pueblo no se ha impuesto solo con engaños y traición, sino con una brutal represión de los generales. Ahora el imperialismo y las pandillas burguesas se disputan la oficialidad. ¡A los cuarteles a ganarse al soldado! ¡Comités de soldados rasos! ¡Armas para el pueblo hambriento! ¡MiIicia obrera y popular!
Si no se derrota al imperialismo con la revolución socialista, a los explotados de Venezuela les espera más hambre, miseria y represión. Solo un gobierno provisional revolucionario de obreros y campesinos pobres, basado en los organismos de autoorganización de las masas armadas, podrá impedir el destino de colonia que le deparan la burguesía venezolana y el imperialismo, y transformar a Venezuela en un bastión de la lucha por la revolución obrera y socialista en todo el continente.
¡POR LA UNIDAD CON EL PROLETARIADO DE AMÉRICA LATINA Y ESTADOS UNIDOS! Los verdaderos aliados de la clase obrera venezolana son los obreros brasileños que luchan por tirar a Temer. Son los docentes peruanos en pie de guerra contra la flexibilización. Y sobre todo, es la clase obrera norteamericana, que ata las manos a Trump llevar a cabo guerras de agresión contra los pueblos oprimidos del mundo.
Las burguesías nativas han demostrado una vez más su carácter cipayo y entreguista. Sólo la clase obrera puede liberar nuestro continente de la opresión y el saqueo de Wall Street, como en Cuba de 1959, inclusive derrotando a Castro y al PC cubano para recuperarla para la revolución socialista. Es necesario soldar la unidad internacional de la clase obrera del continente, desde Alaska a Tierra del Fuego. Los mineros de Antioquia en Colombia han lanzado un formidable llamamiento a la clase obrera americana a enfrentar de forma unificada al imperialismo. ¡Ese es el camino! ¡Todas las organizaciones obreras del continente deben acudir al llamamiento internacionalista de los mineros colombianos!
Democracia Obrera para
Centroamérica y el Caribe
Adherente al Colectivo por la Refundación de la IV Internacional FLTI-CI