08 de enero 2014
TÚNEZ: la revolución sigue viva
Contra el impuestazo, el hambre, la miseria y la falta de trabajo
LAS MASAS COMBATEN Y CORTAN LAS RUTAS
DE TODO EL PAIS
El imperialismo y la burguesía venían de anotarse un punto a su favor aprobando la Carta Magna de la nueva Constitución. Presurosos dieron a conocer el nudo central de la “discusión” que hubo entre las pandillas capitalistas laicas e islámicas, para buscar mostrar (a modo de engaño contra el pueblo) como por los canales democráticos se puede llegar a un “acuerdo”.
Esto dice la prensa imperialista al respecto: “La Carta Magna contiene innovaciones atrevidas en el contexto árabe como la renuncia a que la sharía (ley islámica) sea fuente del derecho. Su artículo 6 garantiza además no solo la libertad de culto, reconocida en muchos países islámicos, sino la de “conciencia y de creencia”, es decir la posibilidad para un musulmán de renunciar a su fe y cambiar de religión. La apostasía figura en el código penal de casi todos los países árabes incluidos los más tolerantes”. (El País, 7/1/14). Así Túnez era presentado al mundo como el país al cual “la revolución volvió a llevar un salto hacia la modernidad”. Frases de este tipo, llenas de trampas y mentiras, se leían en todas las portadas de las prensas capitalistas.
Pero esta máscara no duro mucho tiempo. La crisis estructural del sistema capitalista no da sosiego, y esto les impone a los administradores de negocios de la burguesía atacar con un redoblado zarpazo al pueblo tunecino. Y así sucedió.
Las fracciones burguesas se relamían sus manos. Su “diálogo nacional” había fallado, pero ahora lograban una instancia superadora acordando la “Constitución” en la fraudulenta Asamblea Nacional. Con este acuerdo, la fracción “laica” de la burguesía salvaba al conjunto de los intereses de su clase (incluida la islámica), porque ponía una nueva barrera entre las masas y el odiado gobierno del Enahda, al cual protegía de un posible derrocamiento revolucionario.
Al mismo tiempo, con estas estafas pseudo “democráticas” buscaban adormecer a las masas, quitarles confianza en sus propias fuerzas y preparar así las condiciones para descargar un próximo baño de sangre contrarrevolucionario con los sables de los generales como el que meses atrás sucedió en Egipto.
No terminaban de florearse con su nueva “Constitución”, que el imperialismo, los bancos, los burgueses locales y sus políticos adeptos, descargaban un brutal impuestazo sobre el transporte, el cual pagaran con más miseria y hambre el pueblo. Se quitaban subsidios y la inflación daba un nuevo paso de gigante hacia adelante. Y para “prevenirse”, asegurar sus bienes y sus propiedades privadas, frente a un posible levantamiento de masas, sacaban a miles de policías y milicos a la calle.
Un impuestazo que va desde los 40 a los 340 dólares a pequeños transportistas y pequeños agricultores. Una inflación que es de las más altas del mundo. Una desocupación sobre la juventud que supera el 40%. Salarios que no alcanzan para nada. Mientras el turismo, el fosfato, el gas, el petróleo y los bancos están en manos de los parásitos imperialistas y los piratas que operan en las bolsas de Wall Street y Paris. Esto es el infierno.
Claro, los trabajadores (tanto los desocupados como los ocupados) no se iban a quedar de brazos cruzados ante esta nueva ofensiva de la patronal. Fueron solidarios con los sectores de las clases medias empobrecidas y buscaron forjar una alianza de clases peleando las calles. En Túnez hubo una revolución que todavía respira. Que fue la chispa que incendió la pradera revolucionaria de todo el mundo árabe. La burguesía lo sabe, pero sobrestimó sus fuerzas y subestimó las ajenas. Las masas respondieron conquistando en los hechos una huelga general revolucionaria. Paralizaron todo el país. No hubo burocracia traidora de la UGTT, ni nada que las frene. A las rutas. A cortar todo. A enfrentar a la policía. A bloquear las vías y los accesos a las fábricas. A combatir. Así fueron las jornadas revolucionarias del Túnez de los trabajadores y el pueblo.
En Chrarda, Bouhajla, El Ala, Hafouz, Weslatiya: manifestaciones de los desempleados y automovilistas y corte de las carreteras que llevan a Kairouan (Enfrentamientos con la policía). Manifestación en el Al Jam y corte de la carretera nacional que lleva a Sousse y a Sfax y corte de la vía del tren y bloqueo de los trenes (Choques con la policía). En El gtar, El Snad, El amaymiya: manifestaciones de los desempleados, cortes de rutas y bloqueos en las fábricas. En Gafsa ciudad: manifestaciones contra la suba de los precios e impuesto (Represión y resistencia). En Bir Ali Ben Klifa: corte de la carretera que lleva a Sfax en rechazo al impuestazo. En Om Laraiayes: bloqueo en las zonas mineras (tensa situación). Avanzan las manifestaciones en Skhira, Sfax, El Hmma, Tborba y Manouba (las calles son de los trabajadores, la juventud y el pueblo). En Mnezel Bouzaiane: manifestaciones de los desempleados y lucha por trabajo (Choques con la policía).
Los compañeros de las Instancias Autónomas Revolucionarias (IRA), con quienes desde la FLTI estamos comenzando un fraternal proceso de discusión y debate, están a la cabeza de la lucha. Túnez “se está llenando de huelgas (olivares, hospitales, aeropuertos, construcción, alimentación)”. “En Sfax estalló la huelga general. Hasta el puerto se paro”. “En Kasserine ahora prendieron fuego a la comisaría general”.
Hubo decenas de combates callejeros. Decenas de policías mandados al hospital. Comisarias incendiadas. ¿La UGTT? Escondida. Tramando. Conspirando a espalda de los trabajadores. ¿El “Frente Popular” del PCOT, la Liga (NPA), la burguesía panarabista, etcétera? Buscando un llamado a un “Comité de Crisis” con la burguesía y la burocracia traidora. Ambos dicen que apoyan a las masas pero que “no pueden llamar a una huelga porque ello retrasaría la salida del Enahda del gobierno”.
Son parte del plan de entregar al Enahda, para volver a reconstituir un nuevo gobierno con la burguesía del Frente de Salvación Nacional (donde están ya muy erguidos los viejos políticos de la época de Ben Alí y el RCD, a quienes derrotamos con nuestra revolución). Y como saben que esto es un hierro caliente, porque las masas pueden considerar (de provocarse) la caída del gobierno del Enahda como un subproducto de su lucha y volver a reabrir de forma intempestiva la revolución, ya pusieron al ejercito en las calles. Lo que demuestra que NO VIENE MÁS DEMOCRACIA (como dice el proverbio de la izquierda reformista), sino que preparan con la casta de oficiales del ejército y la policía una salida a la egipcia: terror contrarrevolucionario y mayor bonapartismo.
“¿Qué posición tomarán los que reclamaron la “tregua y la paz”? ¿Qué posición de estos grupos de “encuentro y de diálogo”? ¿Los que nos hicieron mal a las cabezas insistiendo en la “imbecilidad” de las masas y la necesidad de los cruces con el liberalismo, los corruptos del RCD, qué posición de los que alentaron la idea de la Policía republicana y del Estado cívico? ¿El widad y su UTICA (unión tunecina de la industria, el comercio y el artesanado) y los capitalistas? Sabemos que harán de todo para frenar todo acto radical, para protegerse de sus resultados” (Bashir al- Hamidi, 7-1-14). Así denuncian públicamente los militantes de IRA a todos aquellos que arrodillan a la clase obrera frente a sus verdugos de la burguesía de cara “democrática”, como la burocracia de la UGTT, el PCOT, el NPA y toda el ala izquierda del FSM.
La lucha que hoy emprenden las masas y el pueblo tunecino enfrenta este tipo de traiciones con las que desviaron y expropiaron algunas revoluciones del mundo árabe. Por eso no hay que detener este combate, que ya se ha generalizado y expandido a todo el país. “Ya no es solo una batalla, es el destino de la revolución. No al armisticio y no la entrega que proponen los burócratas de los partidos, sindicatos y asociaciones en virtud de las directrices y relaciones que los mueven con los capitalistas” (Bashir al- Hamidi, 8-1-14).
Ahora debemos unir a la clase obrera (ocupada y desocupada) y a todas las masas en lucha. El pan y el trabajo digno por el que luchamos derrocando a Ben Ali aún no lo hemos conseguido. La revolución de obreros y campesinos merece vencer. Los banqueros, los capitalistas, las transnacionales son los que siguen robando las riquezas de Túnez y nuestro trabajo. Por eso poder comer: hay que expropiar a los expropiadores del pueblo. Hay que terminar ya con la desocupación y la carestía de la vida agobiantes. Un sistema que no le puede dar siquiera de comer a sus esclavos, merece morir. ¡Todas las manos libres a producir con un salario digno! ¡Expropiación sin pago de las transnacionales y los banqueros bajo control de la UGTT y los consejos obreros locales, así se garantizarán créditos baratos para los pequeños comerciantes y agricultores! ¡Abajo el impuesto contra el pueblo pobre! ¡Impuesto a los capitalistas y las grandes fortunas!
Debemos derrotar a la podrida burocracia de la UGTT y recuperar los sindicatos y las organizaciones de lucha de las masas, expulsando de ellas a los colaboracionistas, para ponerlos como puntos de apoyo para el surgimiento de los Consejos Obreros y Populares, y conquistar así la independencia de clase. Hay que dotar a la revolución de sus propios organismos de poder. ¡Los piquetes y barricadas no se mueven! ¡Tienen que volver a surgir los Consejos Obreros y Populares revolucionarios! ¡Hay que poner en pie las milicias obreras y los comités de soldados rasos, para aplastar a la casta de oficiales que prepara el golpe de los coroneles!
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09/01/2014
¡Último momento!
Túnez: renuncia el Primer Ministro de Túnez Ali Larayedh
Tras el nuevo levantamiento de las masas tunecinas en respuesta al impuestazo, la quita de subsidios, la falta de trabajo y los salarios de hambre, renunció el Primer Ministro Larayedh. La burguesía habla de que se cumplió lo acordado por la “hoja de ruta” planificada entre el Enahda y la oposición, de garantizar una salida ordenada del gobierno islamista. Quiere silenciar la lucha en las calles de las masas y apropiarse de un triunfo que no le corresponde. Mientras ya prepara al Ejército para que patrulle las calles y persiga a los disidentes musulmanes, como ya lo hace en la frontera con Argelia. Cada vez más Túnez puede aproximarse a un escenario del tipo Egipto (esperemos que la clase obrera y los explotado lo impidan).
Pero la clase obrera sabe que si hubo una salida del gobierno del Enahda fue por su lucha. Por su sangre derramada. Por su entrega y sacrificio para con su revolución. No fueron negociaciones de la podrida burocracia de la UGTT, ni reuniones secretas, ni “hojas de ruta” la que le dieron salida al Primer Ministro, sino la energía desplegada en sus combates por las masas revolucionarias y sus huelgas generales, piquetes, bloqueos y choques con la policía asesina.
LLEGO LA HORA DE QUE LOS TRABAJADORES Y LOS EXPLOTADOS DECIDAMOS POR NUESTROS PROPIOS MEDIOS EL DESTINO DE NUESTRO TÚNEZ Y EL MUNDO ÁRABE.
Corresponsal de la FLTI/
Colectivo por la IV Internacional |
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