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20/02/2013

Túnez

Imponiéndole una huelga general a la burocracia colaboracionista de la UGTT, incendiando los locales del Enhada y batiéndose con la policía: los trabajadores responden ante el cobarde asesinato de Belaid, dirigente de la izquierda tunecina, entregado por los servicios de inteligencia del estado burgués y fusilado por bandas fascistas…

 

Una nueva embestida revolucionaria de masas estalla en la cuna de la revolución del Norte de África y Medio Oriente

 “¡El pueblo quiere la caída del régimen!”

El miércoles 6 de febrero, fue asesinado en la puerta de su domicilio, de 4 balazos, Chokri Belaid, portavoz oficial del Movimiento de los Patriotas Demócratas y vocero del ¨Frente popular para la realización de los objetivos de la revolución¨. Frente al cobarde asesinato Belaid, un dirigente de la izquierda tunecina y de organizaciones de lucha de la clase obrera y los explotados, las masas llenaron con ira sus más profundos sentimientos. El odio y la bronca volvieron a inundar todo Túnez, al mismo nivel que cuando dos años atrás se combatía en las calles contra el derrocado régimen de Ben Alí y el RCD.
Frente a este crimen, las distintas fracciones burguesas se acusaron unas a otras. El Enhada, el partido que dirige la troika gobernante y el más numeroso en los escaños de la “Asamblea” fraudulenta, se llevó la peor partida. Todas las miradas apuntaron contra sus miembros; por sus lazos con las bandas salafistas que vienen actuando desde hace tiempo como fuerzas de choque fascistas contra las organizaciones obreras y sus dirigentes.

Una verdadera crisis se abrió en las alturas del régimen de las clases dominantes (que surgió de la trampa electoral y la fraudulenta “Asamblea Constituyente”). Tanto es así, que recientemente acaba de dimitir a su cargo el primer ministro Jebali, profundizando la debacle y desestabilización del gobierno expropiador de la revolución.

Las pandillas patronales realizaron mal sus cálculos sobre cuál había de ser la existente relación de fuerzas establecida entre las clases. Todas las fracciones burgueses, de conjunto, se veían muy fuertes; favorecidas por la invasión imperialista de Francia sobre Mali y por el genocidio de Al Assad sobre las martirizadas masas de Siria; y también por la expropiación de los procesos revolucionarios de Libia, Egipto y el propio Túnez.  

Entonces, ante el abierto proceso de ruptura de los explotados tunecinos con el actual gobierno y la “Asamblea Constituyente”, el imperialismo y la burguesía dijeron “es insostenible seguir soportando embestidas de masas contra nuestro débil régimen que ya no puede más jugar el rol de adormecer ni engañar a nadie, llego el momento de dar un golpe que frene a los hambrientos para poder seguir garantizando nuestras propiedades y negocios”. Esta fue la razón que llevó a la burguesía a dejar por un momento de lado a su agente “democrático” y a ordenarles a sus empleados fascistas para que mediante un intento de pucht impongan orden. Pero frente a esta acción contrarrevolucionaria, lejos de amedrentarse, las masas redoblaron sus insistentes combates y respondieron con una poderosa huelga general revolucionaria que, incendiando locales del Enhada y violentos enfrentamientos con la policía, conmovió al país desde sus cimientos. ¡Así se lucha! ¡Así se le responde a las bandas fascistas y los burgueses que las arman para imponer su terror blanco sobre los trabajadores!

Esta irrupción contra el ataque fascista, ubica a los explotados tunecinos en posición de contraofensiva para asaltar a la burguesía y derrotar la política de Obama y demás representantes de los buitres imperialistas; a la vez que, junto al combate de masas en Egipto, el creciente odio de las masas armadas de Libia contra el gobierno del CNL, la inminente posible irrupción de una nueva intifada a cargo de las masas palestinas, puede provocar un impulso hacia adelante de las masas masacradas que en Siria aún continúan resistiendo y enfrentando al genocidio de Al Assad.
Es que nadie puede olvidar, que estamos en presencia no de revoluciones en varios países, sino que esta magnífica obra de los explotados, con sus avances y retrocesos,  no es otra cosa que una sola y única revolución en todo el Magreb Árabe y Medio Oriente.

Los trabajadores de Túnez, con esta nueva demostración de su poderío, son los que más claramente están demostrando con su huelga general revolucionaria el peso decisivo que tiene la clase obrera en este abierto proceso revolucionario en toda la región; esa misma clase obrera que nutre las milicias en Libia, las barricadas contra el gobierno de Morsi y la casta de oficiales del ejército en Egipto y la resistencia de masas en Siria.
Los proletarios de Túnez son los que al momento más cerca están de barrer a la burocracia de los sindicatos (UGTT, centralmente) para desatarse las manos en el combate contra la burguesía y su estado. Lo que significa un gran ejemplo para los trabajadores de Europa, comenzando por los de España y Grecia, que nuevamente ingresan al torrente de la lucha contra los gobiernos de los capitalistas y que para liberarse primero deben derrotar la política de la burocracia sindical y de las corrientes políticas que representan a los intereses de la aristocracia obrera.
No obstante, esta acción revolucionaria de la clase obrera tunecina también pone en evidencia la cobardía y sumisión de todos aquellos que en nombre del “socialismo” en Egipto –como en Europa-, que dirigen sindicatos y organizaciones de lucha de las masas, no llaman al proletariado a centralizar su combate y a conquistar la huelga general revolucionaria para derrotar a los gobiernos que atacan a los explotados.

Se generaliza el combate de los trabajadores y el pueblo pobre
contra el gobierno expropiador de la revolución y la fraudulenta “Asamblea Constituyente”

Este ataque del gobierno y la burguesía tunecina, se da en momentos en que los explotados padecen una situación económica desesperante, peor incluso a la que sufrían en tiempos de Ben Alí. El país está completamente arruinado, con su economía parada. El desempleo llega al 20% (hay regiones en las que este número supera el 50%), mientras más del 40% de los egresados universitarios sigue sin encontrar trabajo. La  policía persigue y hostiga a todo el mundo, principalmente a la juventud desocupada, mientras las bandas salafistas atacan locales de organizaciones obreras y en acciones monitoreadas por los servicios de inteligencia del estado matan a los dirigentes de las masas.

Vea declaraciones anteriores

13-10-12
Nuevas embestidas de los explotados contra el gobierno y el régimen patronal, expropiadores de la heroica revolución tunecina

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24-08-2012
Como se grita en las calles de Sidi Bouzid…
Abajo el gobierno” y “Disolución de la Asamblea Nacional” fraudulenta de los piratas imperialistas y los continuadores del régimen de Ben Alí

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30-05-2012
Debemos terminar lo que empezamos
¡Hay que romper con la burguesía y echar de las organizaciones obreras y de los organismos de las masas en lucha a los burócratas colaboracionistas!
¡La revolución tiene que triunfar!

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03-02-2012
A un año del derrocamiento revolucionario de la autocracia de Ben Alí 
Túnez: a pesar de los desvíos parlamentarios y trampas, la revolución resiste e intenta mantenerse de pie en la unidad de los obreros ocupados y desocupados

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Julio 2011
Nuevos combates de las masas revolucionarios
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Junio 2011
Polémica
Una vez más sobre esos raros “anticapitalistas”, verdaderos socialimperialistas
El NPA: en Túnez sosteniendo al gobierno de transición…
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26 de Enero 2011
¡Fuera el gobierno de “unidad” de los lacayos imperialistas!
¡Por un gobierno obrero y de los campesinos pobres!

El imperialismo está maniobrando para neutralizar los comités de protección y supervisión de la revolución
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29 de Enero 2011
Lecciones de la revolución tunecina. El intento del imperialismo de estrangularla por medio del frente popular.Lecciones de Túnez
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Los gobiernos de las “primaveras árabes”, esos crápulas que robaron la revolución que las masas protagonizaron regando el suelo con la sangre de cientos y cientos de sus mártires, solo han traído miseria, hambruna, mayor desocupación, padecimientos inauditos, muertes y un superior sometimiento del Túnez semicolonial a las garras de los piratas imperialistas.

Pero en Túnez, tanto el gobierno como el régimen, ambos muy inestables, con sus incumplidas frases dulzonas y demagogia de “manos vacías”, se expusieron rápidamente frente a masas revolucionarias que no han visto satisfacer ninguna de sus necesidades.
A dos años del inicio de la revolución y de la caída del régimen de Ben Alí y el RCD, las múltiples luchas parciales en todo este tiempo, han dejado en el haber de las masas la lección de que se acabó el tiempo de (falsa) “ilusión” con el gobierno “transicional” y la “Asamblea Constituyente” fraudulenta.

La clase obrera y el pueblo pobre no quieren escuchar más promesas. Y mucho menos están dispuestos a soportar que, como en la época de Ben Alí, les maten a sus dirigentes. Por ello se lanzan a una lucha generalizada. Pues a partir de su propia experiencia los trabajadores están comprendiendo de forma acelerada que ninguna de las demandas de la revolución, como “pan, trabajo, libertad y dignidad nacional”, puede resolverse si la clase obrera no toma el poder en sus manos aplastando al estado de la burguesía. De esta forma, con sus combates, trazan abiertamente un ángulo de 180° grados con la política colaboracionista de la burocracia y de las corrientes de la izquierda reformista que desde todo el mundo dieron apoyo a las instituciones que la burguesía ponía en pie para estrangular la revolución. ¿Qué dirán ahora los NPA, los SWP y los grupos nacionales de ex trotskistas en momento que las masas “musulmanas atrasadas” de Túnez quieren borrar de la faz de la tierra a sus “Asambleas Constituyentes”? Por ahora nada, solo un ensordecedor silencio…

 

La clase obrera le impuso a la burocracia de la UGTT
una verdadera huelga general revolucionaria

En este escenario de “creciente inestabilidad”, la burocracia de la UGTT, fiel a mantenerse como el pilar fundamental de sostenimiento del actual régimen burgués tunecino, ha llamado a la patronal a conformar un “gobierno de unidad nacional”, por “lo incontenible de la situación”. Esta política colaboracionista –frentepopulista- es lo único que mantuvo en pie al régimen burgués, asechado en todos sus flancos, desde el 14 de enero del 2011, por las combativas y heroicas masas revolucionarias.

Pero el asesinato de este dirigente de la izquierda tunecina, fue la gota que rebalsó el vaso e hizo estallar el odio de las masas, quienes ya no soportan más la cobardía política y el colaboracionismo (de clases) emanado por los burócratas de la UGTT que sostienen al régimen de los capitalistas.

Aprovechando las brechas abiertas en las alturas, los explotados salieron masivamente a las calles expresando toda su rabia contra el gobierno y sobrepasaron a todas las direcciones y diques de contención que los mantenían en los marcos de las luchas parciales y de presión sobre la patronal y sus instituciones.
Para no caer a manos de las masas, la burocracia de la UGTT se vio en la obligación de llamar a una huelga general para el viernes 8 de febrero, día en que se realizó el funeral de Belaid. Pero desde el miércoles mismo, las masas tenían paralizado el país y ganado las calles, combatían contra la policía, atacaban comisarias e incendiaban locales del partido gobernante Enhada. Así se le respondía a la intentona de putch fascista de la burguesía.

Los combates más duros se dieron en la capital, y en ciudades como Zarzis (en la frontera con Libia), Gafsa (principal ciudad minera) y Sidi Bouzid (donde se había inmolado Mohamed Bouazizi). También los hubo en Sfax -donde los salafistas  “garantizaban la seguridad” de las calles junto a la policía- y en Siliana. Una grandiosa huelga general revolucionaria de 72 horas sacudió al país de norte a sur y de este a oeste. Los analistas políticos hablaban del inicio de una “segunda revolución”. ¡Y cuánta razón tienen!

Por el odio de las masas y el pavor a que éstas se armen asaltando las comisarias y desarmando a la policía, la burguesía desplegó soldados y tanques militares. Francia cercó su embajada, cerró todas sus escuelas y recomendó a los 25.000 franceses radicados en Túnez que no salgan de sus casas. Pues durante los enfrentamientos del miércoles, jueves y viernes, las consignas gritadas por las masas eran muy claras en cual era el objetivo a cumplir: “¡El pueblo quiere la caída del régimen!”, “¡Ennahda, torturadora del pueblo!” y “¡El pueblo quiere una nueva revolución!”.

El viernes, durante el funeral de Chokri Belaid, asistieron 50.000 personas, pero en todo el país se movilizaron cerca de dos millones  de manifestantes, en decenas de actos simbólicos. En las afueras del cementerio donde se enterraron los restos de Belaid, hubo durísimos enfrentamientos con la policía. La juventud daba muestra de su audacia y valentía, ocupando el lugar de vanguardia en el combate. Mientras esto sucedía, 20.000 trabajadores y explotados cercaban el Ministerio de Interior y embestían contra las fuerzas del orden.

La huelga general convocada por la burocracia de la UGTT -¡luego de no hacerlo en los últimos 34 años!-, era para hacer un luto de forma pacífica, pero las masas le dieron otro contenido y la transformaron en una huelga general política revolucionaria que volvió a poner en cuestión, en el Túnez revolucionario, cuál es la clase que debe gobernar. Justamente, eso fue lo que estuvo planteado durante estas jornadas revolucionarias.
Pero quién gobierna y quién debe tener el poder en sus manos, no puede ser resuelto mediante una huelga general. Para ello hace falta que se vuelvan a poner en pie los organismos de las masas en lucha y desde allí preparar una insurrección triunfante que le de la merecida victoria a obreros y explotados.  Esta es la tarea que se ha puesto a la orden del día, para que la clase obrera reabra la revolución y se haga del poder. Sobran condiciones para hacerlo.

 

La acción decidida de los trabajadores, puso al desnudo el rol colaboracionista de la burocracia y el de los dirigentes de las corrientes reformistas agrupadas en el FORO SOCIAL MUNDIAL

Si la clase obrera aún no se ha hecho del poder en todo este tiempo es por exclusiva responsabilidad de la burocracia de la UGTT y de los dirigentes de las corrientes de la izquierda reformista, que como el PCOT tienen una enorme influencia en la vanguardia y en amplios sectores de las masas.Ellos, junto a sus amigos ex trotskistas de Europa, lejos de llamar a los trabajadores a romper con la burguesía y a poner en pie sus propias instituciones de independencia de clase, de autodeterminación, democracia directa y armamento -es decir los organismos de doble poder maduro-; son quienes con su política de colaboración de clases le están dado una sobrevida al régimen capitalista tunecino.

Mientras tanto, las corrientes socialimperialistas de la izquierda francesa como el NPA (que en Túnez tiene un grupo que se llama Liga de Izquierda Obrera) y Lutte Ouvriere, que desde sus despachos de Paris sostienen a la burocracia enquistada en los sindicatos tunecinos, no movieron un solo dedo contra la invasión de Francia a Malí, desde donde los piratas imperialistas montaran su cabecera de playa para derrotar militarmente -si es necesario- la revolución en Túnez y toda la región. Tanto el NPA como todos los renegados del trotskismo fueron enemigos de llamar a la clase obrera de Francia y Europa a detener la carnicería humana realizada por las tropas militares de la V Republica. Se han negado a luchar bajo la consigna de “EL ENEMIGO ESTA EN CASA”. Demostrando una vez más ser sirvientes del imperialismo francés. ¡Fuera del movimiento obrero las manos de todas las corrientes socialimperialistas!

La clase obrera tiene que darle la espalda y repudiar a todos los lacayos de la burguesía. Como así también a ese Foro Social Mundial que están preparando en Túnez para los próximos días; foro en el que se reagruparan los que apoyaron, sostuvieron y aplicaron la política de “Asambleas Constituyentes” y “Elecciones democráticas”… las trampas con las que la burguesía expropio la revolución. Desde ya que en esa cueva de enfermeros del capitalismo, tendrán un lugar destacado los traidores los que en Siria se refugiaron contra las masas en las barricadas del asesino Al Assad.

Las masas revolucionarias deben romper con todas estas organizaciones que las han postrado ante la burguesía y poner a su frente una dirección revolucionaria que le marque el camino a la victoria.
Llego el momento de preparar el combate por aplastar a las bandas salafistas, barrer a todas las células antiobreras del Enhada, derrocar al gobierno, disolver a la policía, partir al ejército y ganarse a la base de soldados rasos, para destruir el estado burgués tunecino y que el régimen tunecino termine como el de Khadafy en Libia. Para ello, ya mismo hay que llamar a poner en pie un congreso obrero nacional de base de la UGTT y de todos los organismos de las masas en lucha. Allí hay que expulsar a la burocracia colaboracionista y delinear las fuerzas del futuro poder y gobierno de los trabajadores y el pueblo pobre.

 

¡Ha llegado la hora de imponer la ruptura de las organizaciones obreras y de las masas con la burguesía, para preparar la lucha por su derrocamiento revolucionario y la toma del poder por parte de los explotados!

¡Abajo el gobierno y la Asamblea Nacional fraudulenta, de los piratas imperialistas y los continuadores del régimen de Ben Alí!
¡Fuera de las organizaciones de los trabajadores y de las masas en lucha, todos los colaboracionistas con la patronal! ¡Por un gran Congreso Nacional de la UGTT con delegados de base sin burócratas ni traidores! ¡Por comités de fábrica, de desocupados y de soldados rasos para unir a todos los explotados contra el gobierno y la burguesía tunecina! ¡Milicias obreras y populares para aplastar a las bandas salafistas y a la casta de oficiales de la policía y del ejército!

Con todas esas fuerzas revolucionarias centralizadas, actuando como un sólido puño se conquistará un verdadero plan obrero de emergencia que dé salida a la crisis, luchando por: ¡Expropiación sin pago y bajo control obrero todas las fábricas, bienes, propiedades y bancos del imperialismo y la burguesía cipaya! ¡Abajo todos los tratados políticos, económicos y militares que atan la nación oprimida al imperialismo! ¡Por la nacionalización del comercio exterior!
¡Aumento de salarios ya para todos los trabajadores! ¡Escala móvil de salario y horas de trabajo! ¡Trabajo para todos! ¡Libertad a todos los presos políticos! ¡Tribunales obreros y populares para juzgar y castigar a todos los patrones asesinos de obreros y explotados!

Para conseguir el pan, el trabajo y la libertad nacional: la clase obrera tiene que tomar el poder y la solución a sus problemas en sus manos. ¡Por un gobierno provisional revolucionario de las organizaciones obreras y de las masas en lucha, basado en los organismos de autodeterminación, democracia directa y armamento de los explotados!

 

Desde Atenas a Jerusalén y desde Madrid a Damasco…
¡Por una lucha revolucionaria unificada de la clase obrera y las masas explotadas!

Sin duda alguna, en esta misma y única revolución de todo el Norte de África y Medio Oriente, tomar el poder en Túnez será un enorme paso hacia adelante para: golpear y derrotar a los gobiernos que expropiaron la revolución en Libia y Egipto; frenar el genocidio en Siria y que las masas aplasten la dictadura sangrienta del Al Assad; y que Palestina pueda ser liberada mediante la destrucción del estado sionista-fascista de Israel. ¡Por una Federación de Republicas Socialistas del Norte de África y Medio Oriente! 

Para ello: ¡Hay que poner en pie las milicias obreras y populares en Túnez para unificarlas con las masas armadas en Libia! ¡Así podremos apoyar a las masas de Egipto que combaten por su revolución, y acudir en auxilio de las martirizadas masas de Siria y del pueblo palestino! ¡Así podremos enfrentar y aplastar a cada uno de los soldados franceses que han invadido Mali, para que los explotados expulsen al invasor!

En esta pelea, la clase obrera europea tiene una enorme responsabilidad que ponerse al hombre. Es que en su continente está la llave para que triunfen las revoluciones en curso. Caro ha pagado históricamente la clase obrera, por ejemplo la española, el hecho de no combatir codo a codo con los trabajadores y explotados de las semicolonias que oprimían y saqueaban sus países imperialistas. En los años ´30 del siglo XX, en plena Guerra Civil Española, Franco se ganó al ejército de Marruecos para utilizarlo como fuerza de choque contra “La Republica” porque quienes luchaban bajos sus banderas no levantaron como propia la demanda de la independencia de ese país en contra del protectorado español. Hay que impedir que en el siglo XXI esta historia vuelva a repetirse.
La clase obrera de Francia tiene mucho que decir al respecto. No puede permanecer pasiva, por culpa de sus direcciones, ante la invasión militar comandada por Hollande sobre Mali. Ya mismo debe ponerse de pie para enfrentar en su propio terreno a la burguesía imperialista francesa

El proletariado de las grandes metrópolis debe asumir la obligación internacionalista de llevar el fuego de la revolución al corazón de la Europa imperialista. Pasos en ese sentido, están dando los trabajadores de Grecia. Las aguerridas masas han salido al combate con una nueva Huelga General y con multitudinarias movilizaciones en los principales centros políticos del país. Allí hay que aplastar a las bandas fascistas de Amanecer Dorado y prenderles fuegos sus locales como lo hacen los trabajadores de Túnez con los del Enhada.

No quieren ser menos los trabajadores del estado español, quienes ya enfrentan nuevamente en las calles los planes de ajustes y tarifazos del gobierno español. En ese país, de forma desesperada, obreros inmigrantes y mujeres trabajadores se han prendido fuego por la desesperación que provoca no tener que comer, similar a lo que hizo el joven Mohamed Bouazizi a fines del 2010 (hecho que destapó el actual proceso revolucionario). Basta. ¡Hay que barrer a la monarquía de los borbones en España! ¡Hay que derrotar los planes de hambre y miseria de los gobiernos de Rajoy en España, Hollande en Francia y de Papoulias en Grecia! ¡Hay que imponerle a la burocracia de los sindicatos la HUELGA GENERAL REVOLUCIONARIA, como hicieron nuestros hermanos de clase en Túnez! ¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!

Julián Juárez