11 de febrero de 2014
Túnez: una “Constitución” venerada por los carniceros imperialistas que, tras una fraseología “laica” y “democrática”, prepara una sangrienta emboscada contra las masas revolucionarias a manos del ejército y la policía asesina
A más de tres años del comienzo de la revolución que derrocó a la autocracia pro imperialista de Ben Alí, en Túnez la burguesía ha venido dando pequeños pero sostenidos avances en el fortalecimiento de su régimen y estado. Para ello, ha combinado, por un lado, las trampas electorales y la “Asamblea” fraudulenta como medios de engaños de carácter “democrático”, y por el otro, los golpes contrarrevolucionarios selectivos en sectores claves de la vanguardia combativa y el ala izquierda de las masas.
Mientras su “primavera árabe” actuaba como un vil somnífero inyectado en masas que luego de más de dos décadas de dictadura mantenían ciertas ilusiones “democráticas”; el aparato represivo y de inteligencia de la burguesía tunecina, organizada desde las embajadas yanquis y francesas, y desde las oficinas del Ministerio del Interior, iba matando a dirigentes de corrientes de izquierda, encarcelaba a cientos de jóvenes revolucionarios, reprimía a obreros huelguistas y a trabajadores desocupados, y con el ejército asesinaba a supuestas “bandas terroristas”, de las cuales nadie tenía conocimiento.
Las masas revolucionarias, con su vanguardia obrera a la cabeza, respondían ante cada golpe de la burguesía y el gobierno del Enahda, con acciones y jornadas revolucionarias, huelgas generales, insurrecciones locales, pero nunca pudo volver a poner en pie los Consejos Obreros y Populares como al inicio de la revolución. La burocracia sindical de la UGTT se encargaba de dispersar las fuerzas de los trabajadores hacia múltiples luchas parciales. Del terreno político y la lucha por la toma del poder, los combates se trasladaban al reclamo económico y sectorial. Ante cada ascenso de masas que tendía a volver a centralizar las fuerzas de los explotados y al resurgimiento de los organismos de autodeterminación y democracia directa, la burocracia de la UGTT actuaba como el sostén de hierro del debilitado y maltrecho régimen y estado burgués.
Las corrientes de izquierda como el PCOT y sus amigos de la Liga de la Izquierda Obrera (dirigida desde Francia por el NPA), con su política de colaboración de clases y sus “frentes populares” compartidos con corrientes políticas de la burguesía panarabista y nasserista, eran funcionales a los intereses de la cúpula sindical.
Pero el hambre, la miseria, la desocupación, el mayor sometimiento de Túnez al imperialismo y el saqueo de la nación, seguía sublevando reiteradamente a las indomables masas. La UGTT llamaba a las fuerzas burguesas a un “dialogo nacional” para organizar una salida ordenada del gobierno del Enahda, antes que este cayera a manos de las acciones revolucionarias de los explotados. La burguesía opositora se reagrupaba en torno al “Frente de Salvación Nacional”. El “frente popular” del PCOT y la Liga (NPA) ingresaba, junto al Nida Túnez -el partido de los ex funcionarios de Ben Alí-, a este reagrupamiento; y en sintonía con la burocracia de la UGTT subordinaban a las masas a la burguesía.
El “diálogo nacional” fracasaba. Una nueva oleada de huelgas y luchas revolucionarias contra un tarifazo conmovía la nación. El gobierno del Enahda debía retirarse de la escena odiado por las masas. Las fuerzas burguesas se apuraban en votar su “Constitución”. Desde los cinco continentes la burguesía mundial y el imperialismo, con Hollande y Francia a la cabeza, la reverenciaban y promovían como “modelo” a seguir para todo el mundo árabe, por su “laicismo” y “esencia democrática”.
Una nueva trampa erigían los capitalistas contra las masas revolucionarias. Pues la “Constitución” del presidente Masourki y del recientemente asumido primer ministro Ben Yemaa (hombre de la TOTAL y de la ALSTOM francesa) no venía con más “democracia”, sino con el más feroz de los bonapartismos bajo el brazo.
¿De qué estamos hablando? Pues como lo afirma la nueva “Constitución”, el presidente quedará con el poder de la defensa y los asuntos exteriores. El parlamento elegirá al primer ministro y el poder ejecutivo, que gobernará la nación a cuenta del imperialismo; quedando expuestos ante los ojos de las masas. Sin embargo, para amortiguar futuros choques entre explotados y explotadores, el presidente tendrá la facultad de disolver el parlamento y el ejecutivo, y la voz de mando para convocar a nuevas elecciones. De esta manera, el régimen tunecino, con su faraón en la figura presidencial, entregando incluso al primer ministro y al ejecutivo como una ofrenda, tendrá un dispositivo bonapartista aceitado y blindado que le asegurara su continuidad.
Mientras tanto, la burguesía sigue militarizando las ciudades y fortaleciendo el aparato represivo, es decir, a la casta de oficiales de la policía y el ejército. Todos los días aplicando la “ley anti-terrorista” están asesinando a jóvenes a los que muestran como si fueran “terroristas”, ya no en las fronteras del sur del país, sino en los barrios periféricos de Túnez Capital; y a los “terroristas” asesinados los pasean en los programas de televisión y en sus prensas para mostrarlos como trofeos de guerra y así sembrar terror entre las grandes masas.
Todas las corrientes de izquierda que apoyaron los frentes con las burguesías “laicas” y “democráticas”, en contra de la burguesía islamita “violenta” y “bárbara”, son responsables de la suerte que puedan correr los trabajadores y el pueblo de Túnez.
A no dudarlo, que de ese “Frente de Salvación Nacional” y de los tecnócratas que hoy están manejando las mieles del poder, con sus modos liberales parisinos, surgirá en un pacto con los generales del ejército y la casta de oficiales de la policía asesina, un régimen cien veces más represivo que el del Enahda, porque su tarea para ser garantes de los negocios y de la propiedad privada de los capitalistas es aplastar la revolución. Tal es lo que sucede hoy en Egipto, con la junta militar asesina que gobierna el país mediante cárcel y masacres, hundiendo la revolución en un mar de sangre y defendiéndole las fronteras al estado terrorista sionista.
Basta. No hicimos la revolución para estar en peores condiciones que en la época de Ben Alí. Todos los que hablan en nombre de la “democracia” lo hacen para robarnos nuestra revolución y atar con más cadenas a Túnez al dominio imperialista.
Basta. La clase obrera y los explotados tunecinos necesitan centralizar sus combates y dotarse de sus organismos de democracia directa para volver a la lucha política y ponerles el pie en el pecho a sus verdugos.
La burocracia de la UGTT debe caer. Los trabajadores deben liberarse de esa mafia. Hay que marchar sobre la UGTT para echar a los traidores y recuperar el sindicato para los trabajadores y el pueblo revolucionario. ¡Por un Congreso Obrero Nacional con un delegado cada cien trabajadores elegidos en asambleas de fábricas, en los comités de trabajadores y jóvenes desocupados, en los barrios, colegios y universidades! ¡Viva la democracia de los que luchan! ¡Abajo la burocracia colaboracionista!
¡Hay que llamar a poner en pie los Consejos Revolucionarios de Obreros y Ciudadanos para derrotar esa farsa de Constitución que nos va a volver la vida peor que Ben Alí y el gobierno del Enahda!
Hay que derrotar esa trampa "democrática" que prepara con la policía y el ejército un baño de sangre contra los trabajadores y el pueblo revolucionario. Debemos defendernos de la represión poniendo en pie nuestras propias milicias obreras y populares y los comités de soldados rasos. ¡Abajo la Constitución de los cipayos del imperialismo!
Los únicos que pueden brindar realmente una verdadera “democracia” para los explotados son los trabajadores y el pueblo formando su propio gobierno. Este será el único gobierno capaz de romper con el imperialismo, expropiar a los capitalistas, darles la tierra a los campesinos y devolverle al pueblo lo que por miles de años le han robado. Solo así el pan, la libertad, la independencia nacional y nuestra dignidad, las razones por las cuales entregamos nuestra sangre a la revolución, podrán ser conquistados.
¡Por un gobierno provisional revolucionario de la UGTT, sin burócratas traidores y agentes de la patronal, junto a los comités de fábricas, los comités de trabajadores y jóvenes desocupados, los comités de soldados rasos y a todas las organizaciones de las masas en lucha! |